Hace tiempo escribí mi opinión sobre este tema. Pensaba (y sigo pensando) que construir un aeropuerto nuevo cuando ya teníamos uno que apenas funcionaba a un 30% de su capacidad era no solo una inutilidad, sino también un despilfarro en toda regla tan evidente que mucho me temo que alguien salió ganando mucho dinero de todo ello. Nadie sabe muy bien cuánto nos ha costado a los murcianos ese aeropuerto innecesario.
Nadie salvo el gobierno regional, que se niega en redondo a hacer público el dato, a pesar de las constantes peticiones en ese sentido de numerosos colectivos y partidos políticos. Por lo que me temo que la cifra pueda ser de auténtico escándalo. Hay quien dice que el coste total ha superado los 180 millones de euros. Otros afirman que los 200 millones. Algunos incluso llegan a los 400. Y lo peor es que mientras el gobierno regional recortaba en plena crisis los recursos de ayudas sociales, sanidad y educación, seguía adjudicando partidas millonarias a la realización de esta magna e inútil obra.
Pero en fin, hecho ya el aeropuerto y amortizado el antiguo de San Javier, habría que explotar el nuevo. Su inauguración fue discreta, desde luego nada que ver con lo que el partido en el gobierno planeaba en un principio de puesta en escena de obra faraónica. Y pasaron los meses y algo parecía ir mal. Y cuando AENA, la empresa que explota Corvera y que no está controlada por el gobierno de la Región de Murcia, hizo públicos los resultados de explotación de los primeros siete meses y su comparación con los que obtenía el aeropuerto de San Javier, la cruda y esperada realidad ha sido conocida por la ciudadanía: Corvera va bastante peor que San Javier.
Cifras: 107.000 pasajeros menos en estos siete meses que San Javier en el mismo periodo del año anterior (un 15% de descenso), varias compañías (entre ellas British Airways y AerLingus) que han abandonado el aeropuerto, otras que han eliminado vuelos y conexiones. Más de 700 operaciones menos de aterrizaje y despegue se han realizado en este periodo en Corvera con respecto al mismo del año pasado en San Javier. A pesar de que se han abierto algunas líneas nuevas, el balance es muy negativo.
¿Explicaciones? Hay varias. Puede que la principal sea que el aeropuerto de San Javier se encuentra en la costa, destino de la mayor parte de los pasajeros que lo utilizaban, mientras que Corvera se encuentra unos cuarenta kilómetros al interior. Una proporción importante de estos exusuarios de San Javier puede haber sido desviada al aeropuerto de Alicante, cercano a la costa norte de Murcia e incrustado en plena zona turística alicantina. Este desvío puede deberse a que los mayoristas turísticos pueden obtener mejores precios para el transfer (por la menor distancia a la costa) si desembarcan en Alicante que si lo hacen en Corvera. También hay que tener en cuenta que el traslado de un aeropuerto a otro aún no ha terminado y se están reorganizando las rutas y conexiones anteriormente existentes.
Lo cierto es que el fracaso hasta hoy es evidente y aunque se trate de un periodo aún corto y al inicio de la actividad de Corvera, resulta significativo que en meses tradicionalmente de gran actividad, como el de julio, la pérdida de pasajeros llegue casi a los 18.000. No se informa del coste de operación del aeropuerto, asumido por AENA. La situación es sin duda grave y puede verse su efecto negativo en el tratamiento que de la noticia hacen los medios de comunicación afines al gobierno regional, limitado a unos cuantos datos sin análisis alguno en una pequeña columna relegada al final en los medios digitales.
¿Qué dicen ahora los responsables directos de semejante desatino? Nada. Absolutamente nada. Ni una nota de prensa del gobierno regional, ni un comentario desde el Partido Popular o sus actuales socios de gobierno. Y mientras tanto se sigue pagando por los terrenos expropiados para la construcción del aeropuerto, según parece con los fondos que estaban destinados al soterramiento del AVE en Murcia. O sea, que todavía no hemos terminado de pagar un aeropuerto que no hacía falta y que en el mejor de los casos nos ha costado ya a cada habitante de la Región 130 euros, y en el peor y más plausible cerca de 300. Y lo que nos queda.
Seguiremos de cerca el asunto. Porque aunque ciertos políticos no lo sepan o pasen de ello, se trata de nuestro dinero. Y no queremos ni que se despilfarre ni que nadie lo malverse.
