Un proyecto en el que, independientemente de la mayor o menor viabilidad práctica de las propuestas puede percibirse la voluntad de mirar hacia el futuro con la generosidad y el desprendimiento de quien tiene su propio futuro resuelto y no será beneficiario directo o parte interesada en hipotéticas rentabilizaciones de cualquier clase, salvo la satisfacción legítima de ver prosperar a su pueblo, contribuyendo a sacarlo de su largo y languideciente estado de decadencia y postración. De muchas cabezas pensando siempre pueden surgir fecundas y provechosas ideas y la “cabecica” de Luis García Caballero da la sensación de que nunca para de maquinar.

La Voz tenue, esa voz interior que siempre lo acompaña, le susurra al Maestro Ciruela cómo “seguir trabajando en que todo nacido pueda subsistir con su trabajo y no estar a la esperanza de la caridad”. Y no me resisto a dejar de transcribir aquí el extraordinario “código ético” que debe adornar al “hombre nuevo” para llevar a cabo su “revolución”. Un hombre nuevo que:

1º Le da gusto y sentido a las cosas.

2º Se entrega generosamente.

3º Vive en armonía.

4º Respeta a la mujer.

5º Habla con franqueza.

6º Devuelve bien por mal.

7º Se perfecciona en el amor.

8º Actúa con humildad.

9º Reza con sencillez.

10º Odia la hipocresía.

11º Se enriquece con el amor.

12º No se hace esclavo del dinero.

13º Confía en Dios y busca la justicia.

14º Es exigente consigo mismo y comprensivo con los demás.

15º Es paciente y constante.

16º Se identifica con el otro.

17º Tiene espíritu crítico.

18º Vive de hechos y no de palabras.

¡Ahí es nada! Menudo perfil de hombre nuevo el que esboza el Maestro Ciruela para liderar su cambio de Cieza y del mundo. Fundamenta y concreta después su acción Luis García Caballero en la necesidad de recuperar un tiempo más austero en el que no se veían niños gordos en las calles simplemente porque no los había…no existían. Le declara la guerra al plástico, el gran enemigo del medio ambiente, critica la concentración en apenas 8 manos de la riqueza del mundo y subraya el papel del clero ciezano –quizá por aquello de seguir al MAESTRO hay que contar con quienes se presume que son sus seguidores más cercanos- en la necesaria regeneración de la sociedad. Considera que el pueblo de Cieza se ha dado a sí mismo la alternativa económica centrada en el sector agrario que puede y debe seguir siendo eje principal de la vida económica del pueblo, ocupando paralelamente a los más de 2.000 desempleados ciezanos en trabajos de rehabilitación del pueblo viejo y sus casas, y aquí me alegra encontrar un punto más de coincidencia con este impagable “Maestro Ciruela”, ya que, ¿cómo puede haber tanto paro en un pueblo en el que hay tanto por hacer y en el que tanto y tan fino albañil ha parido madre, el propio Luis García Caballero incluido? ¿Cómo puede haber tanto paro en un pueblo en el que hay tanto que construir?

Construcción y apertura de un gran restaurante junto al Molino de Teodoro, además de una granja también en esa misma zona. A continuación del restaurante un recinto ferial, adecuado para celebrar todo tipo de eventos, entre otros el pujante mercado semanal. Añade el Maestro Ciruela, siguiendo con su visión y guiado por la susurrante Voz tenue que siempre lo acompaña, contemplando desde la balconada del Paseo de Ronda, ora el pueblo a la altura del Barrio de la Era, ora la huerta y el río que se adivina mientras “meandrea” amorosamente sinuoso entre feraces plantaciones o entre terrenos en barbecho que pueden servir de espacio donde se ubiquen mañana las ensoñaciones de nuestro iluminado paisano, añade-decía-la habilitación de un gran espacio, a modo de gigantesco plató, como zona de ocio para organizar grandes fiestas y representaciones, y, a continuación, “todo tipo de pistas o canchas para practicar cualquier tipo de deporte”, con sus correspondientes accesos y zonas de aparcamiento. Repasa después otras zonas del pueblo, habla de la construcción de un hotel de 250 habitaciones, o de la instalación de dos grandes ascensores en el Balcón del Muro, que permitieran acceder a las zonas de ocio, así como otros dos en la calle Hontana. Junto a ello, varias escaleras mecánicas… en fin, que no les voy a reproducir aquí el libro, así que léanlo ustedes, que es la visión de un hombre bueno, accesible, cordial, bienintencionado y sabio, que se llama Luis García Caballero y que responde –larga vida para él- por “Maestro Ciruela”.