Hace algo más de un año, la parroquia de San Juan Bosco se puso en contacto con Paulina Real para pedirle asesoramiento en la realización de una vidriera para la Iglesia, dado que ésta ya había diseñado dos para la Iglesia de Santa Clara. La artista se mostró dispuesta a realizar un boceto para la misma, y recomendó a la empresa Vitrea de Cuenca para llevarla a cabo. La instalación de la vidriera, de tres metros de alto por tres metros y medio de ancho se ha realizado este viernes y se ubica sobre la entrada principal. El hueco en la pared de ladrillo en el que se ha alojado la vidriera ya ha sido abierto, y el mosaico que había hasta ahora, una composición de azulejos con la imagen de San Juan Bosco, se ha conservado para reubicarlo en un lateral del templo.
El lema de Don Bosco para recibir a los recién llegados era: Aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres. Ese parece ser también el mensaje que desea transmitir la parroquia, dada la viveza de la gama de colores empleada en la composición de la vidriera. Del mismo modo, en el rostro de las tres figuras centrales se muestra una expresión amable y complaciente. Don Bosco, en el centro, acoge con su brazos a los dos jóvenes que le flanquean, uno de ellos es Domingo Savio, que representa a los estudiantes, y el otro un discípulo anónimo que representa a los escolares de formación profesional.
Si lo que se pretende es atraer al paseante e invitarle a entrar, el emplazamiento no puede ser más apropiado. Desde la fachada de la Iglesia, la vidriera se integra en el gran escenario de la Plaza de San Juan Bosco, y cuando el interior del templo esté iluminado, el espectáculo de luz y color podrá ser disfrutado desde puntos muy distantes. El que fuera fundador de los Salesianos observará a los viandantes desde lo alto, y también recibirá a los viajeros que acceden desde la autovía a nuestra ciudad.