Los 23 top-ten sin éxito de 2013, la fractura de escafoides sufrida nada más comenzar esta temporada en Australia, la fisura de codo en el tramo neutralizado de la Milán-San Remo... todos los sinsabores y malos momentos para José Joaquín Rojas desde que el 2 de abril de 2012 alzase los brazos en la primera jornada de País Vasco quedaron en parte olvidados ayer en otra inaugural: la de la Vuelta a Castilla y León, sobre 179 kilómetros entre Ciudad Rodrigo y Zamora.
El ciezano de Movistar Team, dorsal número 1 de la carrera, fue el más rápido en un apretado sprint masivo ante Shilov (LOK) y Barbero (EUK), después de una jornada calurosa y con fuerte viento en el que la escuadra telefónica llevó casi siempre el mando del pelotón junto a Caja Rural, controlando los dos intentos principales de fuga y manteniendo la calma ante una caída a mitad de jornada, en la que el pelotón rodó partido en dos durante varios kilómetros.
La labor de los Lastras, Sütterlin, Visconti o un excelente Dowsett se vio recompensada con el éxito del ex-campeón de España -su octavo como profesional- y el 5º puesto de Enrique Sanz, que redondeó el gran papel de los hombres de José Luis Laguía.
"La verdad es que al principio casi no me creía que había ganado después de tanto tiempo", declaraba Rojas una vez que había cruzado la línea de meta. "Sabía que estaba bien, añadía el ciclista de Cieza, pero llevaba mucho tiempo sin competir y eso hace que te falte ritmo. Además en carrera he tenido sensaciones bastantes raras. No iba mal, pero no me encontraba bien del todo. Por eso incluso le he dicho al final a Dowsett que no iba a disputar y que ayudara mejor a Sanz. Pero el último kilómetro picaba para arriba y a 800 metros he visto que la gente iba tocada y he comenzado a remontar. De la última curva he salido muy atrás, pero al final me ha dado tiempo a ganar. Ha sido justo, pero ya en el golpe de riñón sabía que había ganado porque llevaba más velocidad".