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Viernes, 26 de Abril del 2024
Saturday, 28 August 2021

La antiquísima tradición de los toros en Cieza

Plaza de toros de Cieza Plaza de toros de Cieza CLR

CLR/Manuel Eloy Semitiel López

El día 24 de agosto de 1.912, festividad del Santo Patrono de Cieza, San Bartolomé, tuvo lugar la inauguración oficial de la plaza de toros de Cieza, "LA DESEADA", llamada así por los ciezanos aficionados al arte de cúchares, deseosos por fin de contar con un coso taurino digno de tanto entusiasmo por las corridas de toros en Cieza.

Aquella tarde del 24 de agosto de 1.912, alternaron "mano a mano" los diestros "Habla poco" y "El yeclanito", con toros de la ganadería de Samuel Flores, según consta en aquel cartel que guardan en una casa particular de Cieza. Los grandes pilares de las tradicionales fiestas en honor al Santo Patrono de Cieza han sido desde tiempo inmemorial el castillo de fuegos artificiales la víspera del día del Santo, la solemne función religiosa en honor a San Bartolomé y sus procesiones en esos días, las verbenas en la Plaza Mayor y las corridas de toros desde los más lejanos tiempos y que se recuerde.

 

Respecto a las corridas de toros, los ciezanos han gozado de ellas al menos que yo tenga noticias por las fuentes escritas y archivos consultados desde el 1.592, en donde se trajeron toros del vecino pueblo de Calasparra "para correrlos y matarlos en alarde público de caballos", tratándose más o menos de un juego popular, interviniendo aficionados ciezanos y de otros pueblos cercanos en la Plaza Mayor preparada para tales festejos taurinos.

 

La Plaza Mayor de la Villa estaba bien preparada para tales festejos, con maderas de la umbría de la Sierra de Ascoy o de la Sierra del Oro y una vieja posada en esa plaza servía para encerrar las reses que se traían en las fiestas de agosto, esa vieja posada es ahora el edificio actual del ayuntamiento de Cieza. El concejo de la villa mimaba la preparación de estos eventos taurinos y festivos. Los alcaldes (el noble y el llano), eligen el 15 de julio de 1.618, según las fuentes escritas y como encargados para "la provisión de toros" y preparación de la fiesta a D. Gonzalo Marín Salinas. Estos nombramientos eran para los llamados "mayordomos de toros" y "comisarios de plaza y barrera" y tenían gran popularidad, jurando sus cargos ante el concejo y prometiendo cumplir fielmente con su cometido.

 

Las fiestas faltaron a su cita como sabemos varios años, unas veces por las avenidas del río, la escasez de cosechas o por epidemias de cólera u otras calamidades, estos años fueron a saber el 1.688-9, 1.719, 1.804 y 5, 1.854-5, 1,890 y 1.897, sin contar los años de la contienda civil.

 

En el siglo XVIII, Cieza siguió con la tradición de los toros, precisamente, el pueblo y el concejo de Cieza mantuvieron tiranteces con el Real Consejo de las Órdenes en la segunda mitad de ese siglo, pues se pretendía evitar que se celebraran las corridas de toros, prohibidas por el Rey, porque en ellas se cometían excesos y riesgos para los mismos vecinos, algunos de ellos iban bebidos y no aptos para esos menesteres. Los ciezanos, muy gustosos y amantes de de los toros, formularon protestas ante S.M. para que no se les privase de ese regocijo después de todo un año de trabajo. La súplica de los ciezanos fue oída, y en el 1.795, por orden de del gobernador del Real Consejo de las Órdenes se concedía licencia para celebrar en Cieza tres corridas de toros durante las fiestas patronales, "con tal que no fueran toros o vacas de muerte ni se corrieran amarrados por las calles, sino que fuesen novillos y se tomaran las medidas necesarias para evitar excesos y supuestas desgracias entre los vecinos y los animales".

 

Ya en el siglo XIX, el 16 de agosto de 1.807, los ciezanos Manuel Vázquez y Bartolomé Piñera instan al ayuntamiento ciezano solicitando autorización para dar tres corridas de toros en sus fiestas, los ingresos irían a estos vecinos, que se comprometían a reservar dos balcones de la posada de la Plaza Mayor para el concejo. El concejo les ofreció los dos policías que tenía la villa, así como a los guardas rurales, sobre todo para evitar en la medida que la gente se cuele en la plaza sin pagar.

 

La suspensión de las fiestas patronales como ya les he contado se sucedieron algunos años por catástrofes de diversa índole, así por ejemplo, en 1.885, el día 12 de agosto, el concejo acordó suspender las fiestas de San Bartolomé de ese año igual que el anterior por una epidemia de cólera:... "en atención a las circunstancias críticas que atraviesa la salud pública en esta población con motivo de la epidemia colérica, había convocado esta reunión para que el ayuntamiento resolviera si era o no conveniente tuviera lugar en este año la feria y demás funciones que se celebran cada veinticuatro y siguientes del presente mes, en honor a nuestro Santo Patrono San Bartolomé. Abierta disensión sobre el particular y considerando que la celebración de la feria en estas tristes circunstancias, sería muy perjudicial por la aglomeración de gente de otros pueblos así como los propios vecinos infectados y por el mucho luto, dolor y consternación existente por las víctimas de esta epidemia que hay en la población, la corporación municipal acordó suprimir por este año el castillo de pólvora que se acostumbra a hacer el día 24 de este mes ya citado y el refresco que el ayuntamiento acostumbra a dar a sus conciudadanos después de la función, y se celebre una función el día 24 a espensas de este municipio en honor a San Bartolomé Patrono de esta Villa".

 

Al año siguiente de 1.886, las corridas de toros se hacían en la Plaza Nueva, fueron tres espectáculos taurinos los que se dieron aquel año, la empresa obtuvo beneficios y obsequió al Asilo con carne de toro y veinticinco pesetas. Pero el deseo de los vecinos y su ayuntamiento era de tener en esta ciudad un coso taurino digno y que diera cabida a los muchos aficionados. Por encargo del entonces alcalde de Cieza, D. José González Pérez y del primer teniente de alcalde D. Juan María Jaén Yarza, se le encarga el proyecto de una plaza de toros al arquitecto de Hellín D. Justo Millán Espinosa, (1.843-1.918), el proyecto queda terminado el 5 de noviembre de 1.889 y sería su cuarta plaza de toros, ya que hizo también las plazas de toros de Murcia capital, Lorca, y la que hizo para París, de hierro y madera desmontable con motivo de la celebración en la capital francesa de la IV Exposición Universal en 1.889.

 

La plaza de toros de Cieza es la típica plaza-coliseo y no se ajusta a los cánones de plaza de toros de estilo neomudéjar. Han pisado la arena de esta plaza ciezana las mejores espadas a nivel mundial, pero hay una fecha que queda ya para la historia y no se volvió a repetir jamás en ninguna otra plaza de toros: la plaza de toros de Cieza contempló el año 1.944 una corrida de toros histórica, un cartel único: Pepe Bienvenida, Carlos Arruza y Manuel Rodríguez "Manolete". Los medios de comunicación de entonces decían: "Gran actuación de los toreros, Manolete hizo una gran faena, Arruza toreó y banderilló muy bien saliendo a hombros hasta el hotel. Y Manolete por tener que torear el día siguiente salió antes de terminar la corrida, previo permiso de la presidencia". Fue una tarde histórica y en Cieza, ese cartel jamás se repitió en ninguna otra plaza de toros en ningún sitio.

 

Recuerdo las grandes tardes vividas en este coso ciezano, que deseo pronto cobre vida y sepa así enriquecer las fiestas de San Bartolomé en Cieza. Tardes de gloria, de buenas faenas, llenas de historia y de una tradición española, ciezana. Que pronto veamos buenas corridas en nuestra plaza de la Deseada.

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