Y tienen su enjundia. No ya sólo por ver quién gobierna dónde, sino porque de los pactos depende incluso la salvación de algún que otro líder político que todos conocemos.
Vayamos por partes. La hecatombe del Partido Popular se ha evitado por el momento no por el número de votos conseguido, que ha resultado catastrófico, sino por la posibilidad de retener la Comunidad de Madrid con el apoyo de los demás partidos de la extrema derecha y la derecha. Igualmente la conquista del gobierno de la capital ha servido de amortiguador para el derrumbe sufrido por los populares en el resto del país y en la propia Madrid. Al mismo tiempo los vencedores, los socialistas, han visto no sólo empañada sino agriada su victoria al no poderse apuntar el tanto de gobernar la comunidad madrileña o de participar en el gobierno municipal de la capital. Aunque aún no está todo decidido, ya que el partido bisagra en ambos ámbitos, Ciudadanos, a pesar de no haber obtenido los resultados que esperaba sí que resulta decisivo en la conformación de ambos gobiernos. Y se encuentra ante una disyuntiva difícil de resolver: o ayudar a un PP a quien desea fagocitar y tener que pactar con la ultraderechista Vox o bien facilitar, ya sea por acción o por omisión, gobiernos de centro izquierda o de izquierda. En ambos casos se encontrará con problemas. En el primero por pactar con la ultraderecha, de lo cual se ha advertido ya al partido desde Europa. En el segundo, buena parte de sus bases, cada vez más derechizadas, no entenderían que se dejase gobernar o incluso se apoyase al PSOE y a otras formaciones de la izquierda.
Más pactos que revisten gran importancia: los posibles en Castilla y León y en Murcia, ambas feudos inveterados del PP. En la primera, tras tres décadas de supremacía del Partido Popular, el PSOE ha conseguido una victoria contundente pero insuficiente para gobernar. Rápidamente todas las miradas se han vuelto hacia Ciudadanos, que aunque con resultados modestos puede decantar la victoria hacia un lado u otro del tradicional feudo del PP. Y aunque la política oficial del partido naranja es la de pactar con los populares, durante toda la campaña Ciudadanos de Castilla y León ha pedido una regeneración y un cambio de la política en la región que no se entiende sin un cambio del partido gobernante en la misma. Por no hablar del litigio del actual líder de Ciudadanos en la región con la dirección nacional tras la manipulación de las primarias que en principio le alejaron de la dirigencia regional.
Algo parecido ocurre en Murcia. Tras más de dos décadas de gobierno del Partido Popular también aquí el PSOE ha obtenido la victoria, aunque esta más corta. Nuevamente Ciudadanos, a pesar de unos resultados poco llamativos, resulta determinante. Pero ni siquiera con su apoyo obtendría el PP la mayoría absoluta, por lo que sería imprescindible pactar con Vox, lo cual resulta muy incómodo para los naranjas. Por no hablar de las afirmaciones en periodo electoral de estos en las que clamaban por la regeneración de la política regional (la cual por cierto ha estado en manos exclusivas del PP durante las últimas décadas).
En otros muchos lugares son otros los protagonistas. En Barcelona el independentismo se ha estrellado, con sólo 15 de los 41 concejales obtenidos, aunque sea ERC quien haya ganado las elecciones. Pero podría utilizar la capital como caja de resonancia de la independencia si el partido de Ada Colau apoya al candidato de Esquerra, Maragall, en nombre de un pretendido gobierno municipal de progreso que no sería otra cosa que un gobierno proindependencia. Aquí Ciudadanos, o más bien el candidato Valls, sí ha ofrecido su apoyo sin condiciones a Colau y al PSC para evitar un gobierno municipal independentista, aunque está por ver si su oferta es aceptada.
Hay muchos más escenarios en los que los pactos son necesarios para asegurar la gobernabilidad, aunque algunos de los antiguos protagonistas de anteriores pactos hayan prácticamente desaparecido en muchos lugares, como es el caso de Podemos. También hay que señalar la aparición de un nuevo protagonista en los posibles acuerdos, que no es otro que Vox, aunque se trate de un socio muy incómodo y que parece que quiere vender muy caro su apoyo. De cualquier modo sus expectativas de voto se han visto absolutamente defraudadas con unos resultados que apenas alcanzan la mitad de los logrados en las elecciones generales, en las que tuvieron que afrontar ya un severo correctivo a sus previsiones electorales.
¿Y en Cieza? La verdad que en nuestra ciudad los pactos no son en realidad necesarios, aunque no estaría mal que los hubiera. El PSOE ha quedado a las puertas de la mayoría absoluta, la cual lograría y sobrepasaría por ejemplo mediante un acuerdo con Izquierda Unida, reeditando así en parte el anterior acuerdo de gobierno. La alternativa sería un gobierno en solitario del PSOE, perfectamente posible con su fuerza electoral, o un pacto difícilmente imaginable de todas y cada una de las demás fuerzas políticas contra los socialistas.
En resumen: la cosa va de pactos y para poder saber cuáles se harán realidad y cuáles no, pues ya sabéis, queridas lectoras y lectores: tiempo y espera.
