Ese lugar fue ocupado por primera vez por coaliciones y no por el partido que hasta entonces había dominado en la oposición, el PSOE, aunque éste participará en ellas.
En Cieza el cambio fue llamativo. El intento del Partido Popular de renovar sus filas para enfrentarse a unas difíciles elecciones en 2015 concluyó en poco menos que un desastre electoral que ni siquiera le permitió formar un gobierno de centro derecha con su partido espejo, Ciudadanos. En su lugar el PSOE, Podemos e Izquierda Unida llegaron a un acuerdo de gobierno que les ha permitido gestionar el municipio durante estos tres años.
¿Y cómo ha transcurrido la gestión municipal en este trienio? Hacer una valoración realista resulta complicado si se pertenece a una de las opciones políticas presentes en la ciudad o se es simpatizante acérrimo de cualquiera de ellas. No es que las realidades no se vean y no se pueda comparar lo actual con lo anterior; a nivel municipal es donde más fácil resulta hacerlo. Pero el color del cristal con el que miramos nos induce en demasiadas ocasiones a no ver o a negar lo que vemos. Eso sí: para la ciezana o el ciezano de a pie, el que patea las calles y los parques de la ciudad, la que tiene que pagar el IBI y el impuesto de circulación, el que busca una papelera para tirar un pañuelo y la encuentra, o no, para ese ciudadano o ciudadana normal sí que es visible lo que se hace y lo que se deja de hacer.
A nivel de calle ha habido cambios evidentes. Se han desarrollado diversas campañas para sensibilizar a la población de Cieza sobre la necesidad de un mayor civismo que redunde en una mejora de la limpieza viaria. Pero además estas campañas han ido de la mano de la instalación de más papeleras, la reposición casi inmediata de éstas cuando desaparecen y de lo que parece ser una más continua presencia de máquinas y empleados de limpieza en las calles. El problema de la limpieza no ha desaparecido, ni mucho menos. Cieza sigue siendo una ciudad excesivamente sucia y el problema de los excrementos de los perros continúa sin ser solucionado, sin que parezca que se tomen medidas efectivas al respecto. Pero no se puede negar que Cieza está más limpia, aunque falte en mi opinión mucho para que pueda decirse que está como debería estar: limpia como una patena.
También han sido evidentes las mejoras en equipamientos viarios. Se han instalado semáforos en puntos sensibles de la red viaria urbana, se ha mejorado el firme y las aceras en diferentes partes de la ciudad, se han repasado las señalizaciones viarias, como es el caso de los pasos de cebra, sin que fuera época de elecciones (triste recurso de demasiados políticos cuando las urnas se acercan). Se han cumplido algunas viejas promesas, como el cerramiento y conversión en parque de la Rambla del Realejo. Falta también bastante por hacer en este ámbito, pero la labor realizada en estos tres años es realmente notable.
En cuanto a los equipamientos tanto del propio ayuntamiento como los destinados al uso de la ciudadanía en general, se ha realizado un notable esfuerzo de conservación y mejora. Un ejemplo son las obras de remodelación del edificio que albergaba los antiguos juzgados, al que se trasladarán buena parte de los servicios municipales para descongestionar la superpoblada sede el ayuntamiento, o el lavado de cara (e interior también) de la sede municipal. Otros equipamientos están ahora en proceso de reforma y mejora, como es el caso del auditorio Aurelio Guirao. Mención aparte merece el paseo ribereño, a cuya construcción se oponía buena parte de las fuerzas que constituyen la actual colación de gobierno, pero que finalmente llevaron a término para el disfrute (y satisfacción) de toda la ciudadanía, aunque los daños ecológicos causados no puedan negarse.
En los ámbitos cultural y educativo los logros han sido notorios. La programación del teatro Capitol, notable ya con la anterior corporación municipal, ha recibido un fuerte impulso, al igual que el mundo de la cultura en general. Por poner un ejemplo, alrededor del Día del Libro se ha constituido todo un entramado de actividades culturales y lúdicas entre las que destaca la Feria Regional del Libro Infantil y Juvenil que viene desarrollándose en Cieza en los últimos tres años. La actividad cultural en general ha crecido de forma notable, y el apoyo institucional del ayuntamiento a los centros educativos ciezanos también.
La gestión municipal he verificado igualmente mejoras, con una mayor transparencia y bajadas, aunque leves, de impuestos municipales como el IBI. Aunque se echa de menos una bajada del precio del agua, que en Cieza alcanza cotas que casi en ninguna otra población del país se conocen; y que, naturalmente, pagamos los ciudadanos.
Con respecto a las próximas elecciones, a nivel político el panorama no está muy claro. El principal partido de la oposición, el Partido Popular, se halla inmerso en un proceso de lucha interna en el que parece ser que la vieja guardia a nivel municipal ha recuperado posiciones, pero que deja al partido muy debilitado ante el nuevo proceso electoral. Han aparecido nuevas fuerzas, como es el caso del Partido Independiente por Cieza, que se suman a las ya existentes como es el caso de Ciudadanos Centristas de Cieza. Es una incógnita la trayectoria que seguirá Ciudadanos, ya que aunque a nivel nacional su subida es clara no sabemos qué traducción tendrá esta subida a nivel local. En cuanto a los partidos de la coalición de gobierno, la incógnita está en cuánto tiempo continuarán asumiendo su rol de socios sin empezar la serie de enfrentamientos entre ellos que sin duda desencadenarán, por mero cálculo electoral, conforme se acerque el momento de las elecciones. Y que empañarán lo que ha sido una razonablemente buena labor de gobierno, a tenor de lo que dicen la mayoría de las ciezanas y ciezanos en sus conversaciones en las calles y los cafés.
Pues eso: falta un año para las elecciones. El balance de estos tres años no es muy difícil de hacer, y creo que así lo convendrán conmigo ustedes, queridas lectoras y queridos lectores. La cuestión es que la política no es una ciencia exacta, sino más bien todo lo contrario, y en un año pueden suceder muchas cosas. Ya veremos qué ocurre de aquí a que se abran las puertas de los colegios electorales.
