Rebobinemos. Va a hacer ya dos semanitas que cumplimos con nuestro derecho (y en mi opinión al menos, deber ciudadano) de votar para elegir representantes municipales y autonómicos. Y ahí se quedó la cosa. Elegimos, y en Cieza el resultado fue el ya conocido 8-6-3-2-1-1. Un resultado que castigó de forma evidente a la formación política hasta entonces gobernante y que trajo al escenario político municipal a algunas nuevas formaciones, mientras que otras de las tradicionales sufrían un cierto desgaste o ganaban posiciones.
Mentes sesudas y agudos analistas políticos han hecho ya sus correspondientes análisis de los resultados obtenidos. Nosotros, en nuestra ignorancia, también. ¿Qué hemos sacado en claro? Creemos que lo siguiente: 1º El partido en el gobierno municipal, el PP, ha perdido la mayoría absoluta. ¿Las causas? Por un lado, la gestión municipal, que no ha sabido responder a las demandas y necesidades de los ciudadanos. Por otro, la gestión de la Comunidad Autónoma y del Estado, que ha ido por los mismos, o peores, derroteros. 2º El principal partido de la oposición, el PSOE, revalida sus resultados, pero no logra convertirse en primera fuerza política, quizás por una escasa renovación en su oferta electoral y por la influencia, también, de la gestión del partido en otros ámbitos y tiempos. 3º IU, que se presentaba en la candidatura Ganar Cieza, ha pasado de dos a tres concejales, un aumento que contrasta con los obtenidos por la coalición en la mayor parte del país, y que se basa en el impacto positivo de su actuación a nivel local. 4º Podemos, englobado en la plataforma Cieza Puede, que hace su presentación en la política municipal ciezana con un resultado, quizás, menor de lo esperado. 5º Ciudadanos, otro recién llegado, y también con menor fuerza de la esperada. 6º Ciudadanos Centristas Ciezanos, CCCi, que mantiene su representación en el Ayuntamiento.
Muy bien. Hasta aquí, el análisis que cualquier hijo de vecino puede hacer, exceptuando, claro está, el que hacen muchas veces los portavoces de los grupos políticos, que rara vez llegan a admitir que hayan perdido. Y ahora, vamos a destripar los datos. El electorado de izquierdas ha aumentado de forma notable su representación en el Ayuntamiento. De hecho, la suma de sus porcentajes de voto, de haber acudido unidos los partidos de este signo a las urnas, hubiera dado como resultado una mayoría absoluta holgada, al nivel de la que obtuvo el Partido Popular en 2011. Y que pueden obtener efectivamente si pactan entre sí.
En el lado contrario, los partidos de centro-derecha han verificado una notable pérdida de influencia. El PP ha perdido un tercio de sus votos y de su representación. Aunque ha sido la formación más votada a nivel local, esta victoria es poco menos que pírrica, ya que ni con el apoyo de un posible aliado (por su proximidad ideológica) natural, Ciudadanos, conseguiría acercarse a la mayoría absoluta necesaria para poder gobernar sin sobresaltos. Ni siquiera sumando a esta alianza a CCCi, siempre que este partido estuviera dispuesto a ello, el PP lograría una mayoría estable. Resumiendo: la izquierda ha ganado en Cieza. Pero la izquierda en Cieza divide sus fuerzas en tres formaciones políticas. Y ahí está el quid de la cuestión: en la necesidad de pactar. Una necesidad que es en realidad un mandato, aunque pocas veces se pueda leer esto en los análisis políticos.
El resultado de las elecciones, además del retroceso del partido en el gobierno, de la aparición de nuevas fuerzas y del avance de la izquierda, ha sido la constatación inequívoca de la voluntad de los votantes de que se acaben las mayorías absolutas, de que nadie pueda gobernar sin rendir cuentas a los demás, de que el compromiso y el pacto se conviertan en el principio rector de la acción política. ¿Y ahora, qué? Pues ahora es la hora del pacto.
Los partidos que, por mor de los resultados electorales, están en disposición de hacerlo, deben conversar y acordar un gobierno municipal y un plan para mejorar la situación del municipio y de sus habitantes. Los partidos hablan de líneas rojas, de principios irrenunciables. Es lógico. Pero no deben olvidar que las líneas rojas, los principios irrenunciables, son las necesidades reales de los ciezanos. Y quienes vivimos en Cieza no queremos, por ejemplo, que nuestros representantes y gobernantes medren a nuestra costa. Los ciezanos queremos, por ejemplo, que los recursos del Ayuntamiento se dediquen a ayudar a los ciezanos que lo necesiten de verdad. Queremos, por ejemplo, que no nos cueste un ojo de la cara el agua que sale de nuestros grifos, aunque gastemos el mínimo imprescindible. Queremos, por ejemplo, que se rebaje ese IBI que casi se ha doblado en los últimos años. O si no, que se note que esos impuestos tan elevados sirven para algo. Para cosas como guarderías, ayudas a los discapacitados, instalaciones culturales, calles limpias y seguras, atención a nuestros mayores, transporte escolar para nuestros niños, alternativas de ocio para nuestros jóvenes… Esas cosas que son las que de verdad quieren y necesitan los ciezanos, y que es su Ayuntamiento quien debe, al menos en parte, proveer. Por cierto: todo eso corre prisa.
Para la gente corriente la recuperación económica de la que hablan en los telediarios es sólo eso: una noticia en una pantalla. Hay mucha gente con necesidades que no pueden esperar a arduas y extensas negociaciones y a que se agote un toma y daca que olvide a quienes necesitan ayuda inmediata. Y para terminar, un consejo a todos los grupos políticos: diálogo. No queremos frentismos excluyentes, ni satanización de los adversarios, ni insulto sin asomo de propuesta. Nosotros, el pueblo llano, raramente nos peleamos, y acabamos casi siempre nuestras discusiones tomando una caña en el bar. Somos gente tranquila, pacífica, de bien, tolerante y con ganas de vivir. Y no queremos cambiar.
Simplemente, permanecemos a la espera.