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Jueves, 25 de Abril del 2024
Saturday, 01 January 2022

El Viaje (más final aún) a Ninguna Parte. Dos temas: ¿para qué sirve?... y la escurridiza bicha de Wuhan

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Bartolomé Marcos Bartolomé Marcos

CLR/Bartolomé Marcos.

Dos asuntos en nuestra voluntariosa entrega de esta semana, porque sepan ustedes que voluntad siempre le pongo, otrosí es el mayor o menor interés o acierto en el emprendimiento: uno, el anodino y plúmbeo mensaje del rey por nochebuena, y dos, la inacabable y escurridiza bicha de Wuhan, que me temo que seguirá teniendo cuerda para rato. Mientras quieran y les dejemos. La primera parte del título va referida al primero de los temas, la segunda, al último.

Respecto al primero de los asuntos, diré de antemano que ni soy ni he sido nunca monárquico, ni me ha parecido aceptable jamás un sistema político basado en tejemanejes sobre derechos de entrepierna (¡qué feo está eso!, ¿verdad?), y que además históricamente ha dado lugar a verdaderas aberraciones y desastres para los pueblos y naciones de este planeta e inclusive sus propias, endogámicas y hasta incestuosas sagas dinásticas, España incluida (claro que, en eso, el sistema que esté limpio y libre de culpa que tire la primera piedra). Yo no vi el mensaje en Nochebuena, porque me tengo prohibida la televisión, pero sí leí en la mañana del día de Navidad, al día siguiente del mensaje de marras, las reseñas periodísticas que lo glosaban: no, pero sí, en algunos; sí pero no, para otros. Verdaderamente el Rey sólo usó buenas y biensonantes palabras, pero bastante vacías y aburridas. Lo habitual y esperable, porque los Borbones, aparte otras consideraciones sobre tan calamitosa y suertuda familia, tampoco son precisamente la alegría de la huerta ni destacan por su expresividad, más bien son sosos y bastante rancios. Me llamó la atención, aunque no por inesperada, la valoración del diputado y portavoz de Unidas-Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, que despachó al rey Felipe y a su mensaje navideño con un displicente y algo despectivo “¿Para qué sirve?”, que automáticamente suscitó en mí una respuesta inmediata, poco matizada, nada pensada y reconozco que algo cruel, dadas las características, incluso físicas, del personaje…algo así como…¿y para qué sirves tú… sino para discrepar de todo sin mejorar nada y chupar, ávida e interminablemente, de la teta común?

 

Recuerdo que esa expresión, ¿para qué sirve?, la empleaban mucho los alumnos y alumnas del Instituto para cuestionar, sobre todo, los estudios de “Humanidades”. De aquellos lodos estos barros, porque el mensaje caló hondo y se ha acabado llegando a una enseñanza en la que prima el “utilitarismo” y la practicidad a ultranza, cuando no el puro entretenimiento y el activismo más insustancial, junto al más descarado adoctrinamiento político, que antes ni en clases de Formación del Espíritu Nacional. Pues, señor Echenique, por más que pueda pesarle a usted y a unos cuantos más de su cuerda, y aunque a mí tampoco me guste demasiado, probablemente la figura del rey ha servido en España en los últimos cuarenta años para evitar una nueva Guerra Civil entre padres e hijos, primos, hermanos y vecinos. Así, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha subrayado tras el mensaje de Navidad de Felipe VI que “reconforta tener cerca” al Jefe del Estado, de quien ha remarcado que “abraza el consenso”, mientras que califica a la figura del Rey como “un referente”, un mediador, una guía para navegantes en procelosas aguas, ese famoso “relator” del que tanto se habló durante algún tiempo en el tristemente célebre y ya casi olvidado “process”. Para eso sirve, Echenique, y, desde luego, aún no sabemos para lo que sirves tú, figura…

 

El segundo asunto es, ¿saben ustedes aquel que diu que iban a ser sólo quince días y va ya para dos años? Sí, parece un chiste de aquellos de Eugenio, y va a acabar siéndolo, un chiste, digo, aunque con demasiados muertos por en medio, o sea con poca gracia, de humor entre negro y amarillo. Y lo curioso es que, a los dos años, volvemos a la casilla de salida: Wuhan, la populosa ciudad china (claro que allí todas son populosas), donde el bicho dicen que infectó a un murciélago, al que después alguien se comió y que de allí pasó a un humano extendiendo el coronavirus por todo el mundo, causando sufrimiento y muerte por doquier, muchas pérdidas económicas para los estados y los pueblos, y beneficios sin fin para unos cuantos miles de desaprensivos. La doctora Alina Chan, bióloga molecular del MIT (MASSACHUSSETS INSTITUTE OF TECHNOLOGY) y Harvard, lo advirtió desde un principio. Ella fue la primera que lo dijo: la COVID podría venir del laboratorio de Wuhan, donde llevaban a cabo raros y arriesgados experimentos de manipulación de virus. Con mejores o peores intenciones, el origen estuvo allí. Desdeñado su punto de vista como “teoría de la conspiración”, su hipótesis, pasados casi dos años, es tomada ahora muy en serio.

 

Alina Chan declaraba en Mayo de 2020 que el virus parecía estar «preadaptado» para infiltrarse en nuestras células y extenderse entre nosotros. Por otro lado, no es tan raro que un laboratorio sufra accidentes, escapes. El SARS-1, de hecho, escapó de laboratorios en al menos seis ocasiones. Entonces ¿fue el laboratorio chino el origen de la pandemia?

 

Parece probable, pero Chan no lo sabe. Nadie lo sabe. Pero parece probable…

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