Y se deja notar en las temperaturas, como era de esperar, que empiezan a ser asfixiantes, y que me han hecho adelantar una hora, hasta las ocho de la mañana, la salida a mi habitual paseo matinal, a abandonar el paseo vespertino (que también había empezado a ser y a hacer costumbre) y a menudear algo más en la cervecita nocturna, acompañada por el chupeteo flatulento de unos caracoles en la Venta BAR “El Maripinar”, el BAR Venus o el BAR Triunfo, que –sin menosprecio ni desdoro del resto de bares que también ofrecen este peculiar y muy ciezano aperitivo, insólito en otras latitudes- son los sitios en los que los he probado…con permiso y con perdón de donde no los he probado.
Aunque éste es sin duda el verano de otro VAR distinto a los citados, el que se está poniendo de largo y demostrando su eficacia en el Mundial de Fútbol de Rusia 2018, que es un acrónimo forjado a partir de las palabras Vídeo y Arbitraje. Un sistema, con su nada despreciable contribución a la disortografía (yo, cada vez que oigo el palabro, me acuerdo de Gabinete Caligari y su “al calor del amor en un bar”, escrito así, como Dios manda, con “b” de burro catalán), que ha permitido vuelcos tan espectaculares en la clasificación final de la fase de grupos como el que se produjo en cuestión de minutos en el grupo de España, donde el que es todavía nuestro país, con permiso del excelentísimo golpista Pedro Sánchez y del no menos golpista, en este caso molt honorable, Chistorra, pasó de estar clasificado en segunda posición a no estar clasificado siquiera, para quedar al final como primero de grupo y tener que enfrentarse a la anfitriona del Campeonato, Rusia, que tampoco es moco de pavo con un portero (el nuestro) entrenado en no verlas venir primero y en dejarlas pasar, después ¡Viva el VAR!
En estos días finales de Junio, cuando el verano ha impuesto su rotunda, tórrida y contundente evidencia, han seguido funcionando bien mis diligentes y abnegados proveedores de frutoterapia, entre otros mi veterano y admirado sabio de la fruta, lleno de vitalidad y dinamismo, confiable colega, Diego Díaz Montesinos, o el reflexivo y enjundioso Luis García, el Maestro Ciruela, o mi muy apreciado concuñado, Pedro Piñera, siempre bien dispuesto para servir a la familia. La cosecha de este año ha sido buena, en cantidad y en calidad, y los precios en el mercado parece que están dando como para mantener el buen nivel de un negocio complejo y difícil, de expectativas variables y cambiantes, pero que afortunadamente este año parece que no acabará en ruina.
El Mundial 2018, ¿qué quieren que les diga?...pasará a la historia por el VAR, por la estampa patética de Diego Armando Maradona con su impresentable show de vergüenza ajena desde la privilegiada tribuna de invitados y, como bombazo mayor, al menos por el momento, porque Alemania ha sido incapaz de clasificarse para cuartos tras caer eliminada por Corea, que la derrotaba por un claro dos a cero, y eso después del maravilloso gol de Toni Kroos en las postrimerías del partido contra Suecia, que a la postre no habrá sido suficiente como para evitar que Alemania haga las maletas y se vuelva a casa con los deberes sin hacer. Me jode, eso sí, que Argentina no tuviera el mismo infortunio en su partido contra los voluntariosos nigerianos y que al final pasara la fase de grupos. Vi el partido y al final acabé disgustado, sobre todo porque me habría encantado ver el cabreo del impresentable del palco de invitados, que al cabo se marcharía a dormirla henchido de vacío su ego gigantesco y ahítos y atorados de marranerías su estómago, cerebro e intestinos. El Mundial me sigue pareciendo la apoteosis del nacionalismo –ideología que ya saben ustedes aborrezco- pero se trata de un nacionalismo encauzado y sometido a reglas que son iguales para todos. Es divertido…y sano, y creo que si a Cataluña se le diera la oportunidad de competir, con sus colores, ¡collons de Deu!, su himno y su bandera, es decir, de jugar representándose a sí misma, eso sería suficiente para apagar el irracional furor uterino secesionista, el visceral ímpetu de las gónadas de tanto tonto y tonta seglarmente coronados y generosamente bien pagados.
Yo, mientras espero que el destino aún le depare a España la recompensa de proclamarse campeona del mundo por segunda vez, aún sabiendo lo difícil que es, sigo siendo incondicional del e quipo más grande del mundo, el Real Madrid, campeón y señor de Europa, y antídoto seguro contra cualquier nacionalismo, salvo quizá el más pequeñito y aldeano, el nacionalciezanismo, cuyo representante más preclaro y conspicuo es el ciudadano ciezano, dice él que centrista, José Luis Vergara…¡for president! (con permiso de las urnas).
