En tu caminar por Cieza, si te atreves, también verás carteles del tipo: ‘’Estamos de vacaciones, volvemos…’’. Todo lo anterior dicho es lo normal, estamos en pleno mes de agosto.

Hoy el calendario marca doce de agosto. Unos están de retiro en la huerta ciezana, otros en la playa y otros recorriendo alguna parte del mundo, pero siempre hay unas almas que permanecen en la ciudad, siempre están de testigos del devenir de nuestra ciudad. Son tres, y en agosto tienen marcado en rojo el quince de agosto, día en el que María sube a los cielos desde su Monasterio de la Inmaculada Concepción.

Dice Manuel de la Rosa (1992): Hasta 1841, se celebró esta fiesta con todo esplendor a devoción de los Señores Marqueses de la Bastida. A partir de esta fecha se organizó hasta nuestros días, de colocar la imagen del Tránsito de Nuestra Señora sobre un catafalco en el centro de la iglesia, adornado por las monjas con sus mejores galas y abalorios, así como con jazmines y otras flores aromáticas. Las religiosas velaban a la Virgen hasta que a la hora del ángelus se celebraba la solemne función. (p. 190).

Recuerdo de niño ir con las vecinas de mi abuela, y ella misma, a ver como en el centro del Monasterio de las Hermanas Clarisas se encontraba la imagen que la recordada Ana María Ruiz Lucas atribuía a un discípulo directo de Salzillo, más o menos en torno al S.XVIII. Aquella era una estampa particular, puesto que nada más entrar al templo el olor a jazmines te conducía hasta los pies de la cama donde reposaba la sagrada imagen. Es, y era, imposible no detenerse unos instantes ante la escena que nuestros ojos vislumbraban, quizás por lo místico del misterio de la Asunción de María a los cielos, y por la propia talla de la Virgen del Tránsito.

Los años han pasado imparables, tanto para la sociedad como para las hermanas, y fruto de la falta de vocaciones en el Monasterio hoy solo encontramos tres hermanas clarisas. Estas hermanas guardan en su claustro y en los rincones del templo la Fe en Cristo y María Santísima, pero además tienen que cuidar del huerto, atender temas varios, rezar y un largo etcétera, cosas de la vida monacal, lo que en mayor o menor medida ha provocado que de unos años hacia acá el misterio de la Asunción se viva de una manera más íntima en el templo, y es que ya no se sitúa la imagen en el pasillo central del monasterio, sino que ahora es en su capilla, o la de San Antonio , donde podemos encontrarla en un ambiente más recogido que invita a la oración, la reflexión del misterio, y la búsqueda introspectiva de uno mismo .

Cieza vive la Asunción de María a los cielos en dos formas, con el traslado a la Basílica de la imagen de nuestro patrón, San Bartolomé, y otra la mencionada anteriormente. Si tienen un hueco ese día, si se aburren en casa o si no sabes qué hacer te invito a que, o bien en horario de misa, doce y media de la mañana, o en horario de tarde, sobre las cinco, acudan al Monasterio de las Claras para vivir y sentir el misterio cristiano de la Asunción de María a los cielos. Seguro que su simple visita es un aliciente para que de nuevo el año próximo las hermanas clarisas nos regalen la estampa de volver a ver a la Virgen del Tránsito del Monasterio de la Inmaculada Concepción, y ¿por qué no? ayudar a que esta tradición se converse ante el paso del tiempo.

Os espero en quince días, mientras sigo observando la vida.

Bibliografía: De la Rosa,M.(1992).El Monasterio de la Inmaculada Concepción de Cieza.Cieza:Monastrio de la Inmaculada Concepción de Cieza (O.S.C)

Ruiz,A.(2009).Redemptoris Mater. Advocaciones Marianas en Cieza. Cieza: Ayuntamiento de Cieza, Concejalía de Museos y Patrimonio.