Cieza suele recolectar anualmente una cantidad de, más o menos, 250.000 toneladas de diferentes variedades del producto estrella de nuestra localidad. Generalmente la mayor parte de esa producción se vende, tanto al mercado nacional como internacional, pero hay otra gran cantidad que, por sus características, peso o quizás por que estén un poco tocados, pasan a convertirse en un regalo.
Desde mediados de mayo los grandes almacenes de Cieza se llenan de miles y miles de toneladas de melocotón y otros productos cultivados en la huerta ciezana. Albaricoques, melocotones y nectarina, entre otros, son recolectados a destajo. Un melocotón que se queda en el árbol es dinero perdido, pero no todas las hectáreas de Cieza producen melocotón para fines comerciales. Los ciezanos siempre han sido amigos de tener su terreno para cultivar su propia huertecica y comer productos ecológicos, esa palabra que tan de moda está a día de hoy. A los tomates, lechugas, pimientos o cebollas se suma en verano el melocotón. Hay campos donde la producción está por encima del consumo de los dueños de la casa, y estos, en lugar de tirarlos o dejarlos que se pudran en el árbol nos regalan un gesto de cariño, amistad y generosidad como solo los ciezanos saben hacer. Solo el ciezano sabe cómo alegrar la cara al vecino cuando tocas el timbre de su puerta.
¿Cuántas veces no ha sonado el timbre de tu casa y has salido pitando a ver quién era? ¿Cuántas veces no has dado un abrazo, las gracias o una sonrisa de oreja a oreja cuando tu vecino te ha acercado una bolsa repleta de productos de la huerta? Seguro que muchas ocasiones. De mayo a julio Cieza se convierte en un gran mercado de solidaridad. Damos lo que nos sobra para el que no tiene. Damos nuestro producto, trabajado a base de sudor y sangre para que nuestros vecinos sientan nuestro cariño y nuestra cercanía. Desde mediados de mayo hasta julio los timbres de Cieza suenan una y otra vez, y casi siempre con la misma premisa: dar a tu vecino una buena bolsa repleta de melocotones de Cieza, si son los ROMEA, mejor que mejor. ¿Cuantas generaciones de ciezanos no han ido al campo de un familiar a recoger la fruta, con la única expectativa de llevarse a casa una buena caja de melocotones? Yo diría que desde que el ciezano es ciezano. Ya en La Serreta se tiene constancia de la aparición de huesos de melocotón, es decir, el hombre prehistórico, o el hombre romano, ya consumía el melocotón, y quien sabe si también lo regalaba.
Abrir la puerta estos meses en Cieza puede ser un grandísimo motivo de satisfacción. El ciezano es generoso por naturaleza, pero estos meses se acentúa con la entrega desinteresada de parte de la producción que le sobra. Además, no solo entrega melocotones, sino que también, a veces, te toca en el reparto unos chatos o unos albaricoques. Un manjar exquisito, que encima, esta regado del amor del ciezano por su tierra y por su compadre. A lo largo del año tenemos infinitos gestos de agradecimiento y entrega, pero como estos pocos, porque el ciezano sabe cómo, cuándo y dónde ser amable y darlo todo por su vecino.
Estate atento al timbre, por si te traen melocotones, si los traen, no te olvides de dar las gracias.
Os espero en quince días. Mientras sigo observando la vida.
