Dicha frase la firmaba D. Fernando Galindo. Decía que es llamativo, porque efectivamente los paisajes otoñales en Cieza son maravillosos, y a la vez triste, por que como no somos valorados ni queridos estos paisajes no pueden ser conocidos por muchísimas más personas que las cerca de treinta y cinco mil personas que vivimos en Cieza.

Es muy triste que Cieza no pueda vender su otoño. Unos porque tienen razones más que comprensibles, y es que decía un concejal ciezano: ‘’Primero hay que consolidar FLORACIÓN y luego comenzaremos con el otoño ‘’ y otros porque tienen algo con Cieza que no les interesa un pimiento, ¿pero saben qué? Los ciezanos no necesitamos de nadie de alto postín para ser conscientes de la maravilla de tierra en la que vivimos. No necesitamos que venga nadie de fuera a enamorarse perdidamente de nuestras tierras, porque eso ya lo hacemos los ciezanos cada vez que pisamos la fértil huerta ciezana. El ciezano no necesita que nadie venga a bailarle el agua, ni que centenares de turistas pisen nuestra tierra para sentirse orgullosos de la tierra en la que vivimos. Estamos orgullosos de Cieza los 365 días, y aunque no la conozca nadie el ciezano sueña constantemente con ver como sus campos brillan con luz especial cuando los naranjas, rojos y amarillos comienzan a anunciar el final del estío.

FLORACIÓN es un proyecto fabuloso, y que, en cierta medida, nos ha puesto en el mapa de la Región de Murcia, pero hay más vida además de FLORACIÓN.

La huerta ciezana cuando llega el mes de noviembre se convierte en un inmenso mar de tonos cálidos que invitan a pasear con calma entre los melocotoneros y árboles frutales que habitan en las parcelas de los agricultores ciezanos. Cieza en otoño se funde en un idilio constante entre sus árboles y un entorno paisajístico envidiable. Pasear por entornos como La Macetua, El Horno, El Gurugú, La Presa, El Ginete , La Hoya García , La Torre o la Campana , entre otros, es un regalo para los sentidos, y además andarás tranquilamente sin coches ni turistas locos por hacer fotos a las flores. Ahora en los campos de Cieza cohabita la soledad y el final del ciclo de la hoja.

El paisaje ciezano grita a los cuatro vientos que ahora es el momento idóneo para ser nuestro mejor remedio contra el estrés del día a día, los males de la mente o cualquier problema. El otoño se presta a ponerse el chándal y ser felices, y en Cieza es mucho más fácil, porque en apenas cinco minutos tenemos un cuadro con pinceladas de los agricultores ciezanos llenas de amor, cariño, esfuerzo y dedicación.

Si todavía no has pisado la tierra ciezana en otoño estás perdiéndote un espectáculo envidiable y que hará vibrar sus sentidos. El otoño en Cieza es apenas un mes, noviembre, pero, ¡qué mes de colores cálidos!.

Te he hablado de entornos más o menos lejanos del núcleo urbano, pero es que a dos minutos del centro tenemos un Paseo Ribereño que en esta época cambia el azulejo del suelo por las hojas que acompasadas al viento caen dulcemente para abonar las tierras ciezanas. El color pétreo se llena de pinceladas de naranjas y amarillos que hacen del paseo por el Ribereño un paseo sinigual para los sentidos.

El otoño en Cieza dura un mes, pero un mes donde debes perderte por las tierras ciezanas y recorrértelas de cabo a rabo, ya sea solo o en familia. No te lo pierdas, me lo agradecerás, porque no lo olviden: CIEZA, MUCHO + DE LO QUE VES.

Os espero en quince días, mientras sigo observando la vida