¿Explicación? Varias. Tantas como procesos electorales se acercan. En mayo del 2019, en apenas ocho meses, se dirimirá el poder municipal en el país y buena parte del autonómico. Y no es cuestión baladí, porque el asalto al poder estatal nunca funciona sin la garantía del control de la mayor parte de los ayuntamientos y comunidades autónomas, que son en realidad los cimientos del poder político en España. Así que la descalificación y el ataque al contrario arrecian, mientras e buscan con lupa trapos sucios con los que dañar al adversario.

Y como Cieza es parte de España, pues aquí también estamos metidos en el ajo electoral. Pero con algunas diferencias, notables me parece a mí. En primer lugar, el enconamiento o más bien la falta del mismo de la política ciezana. No es que gobierno y oposición municipales se adoren, pero la tensión de la lucha política que se palpa por otras latitudes y en otros niveles aquí, al menos para el ciudadano de a pie, no se vislumbra. Y eso es bueno. No penséis, queridos lectores, que las discrepancias no existen y que la crítica y el conflicto entre gobierno municipal y oposición se han evaporado en el espacio. Pero las formas no son las que podemos ver en otros lugares. Tal vez incluso a veces se peca incluso de cierta connivencia que quizá no sea otra cosa que unanimidad o coincidencia en algunas cuestiones. Lo cierto es que no vendría mal que la política nacional en algunas ocasiones copiara, sobre todo en las formas, a la municipal.

Y es que aquí no se está viviendo en la política local lo que sí se verifica a nivel regional y nacional: una campaña electoral que parece perpetua, basada más en cuestiones judiciales que en propuestas políticas. Y no es porque en Cieza no haya de las primeras, pero ciertamente no se construye sobre ellas el debate partidario. Parece como si aquí se mirase más a lo que hay que mirar, sin olvidar la importancia de lo judicial: qué hacemos con Cieza, con los problemas que la aquejan y con las gentes que la habitan.

Puede deberse esta calma chicha a la composición de la representación política municipal. Por un lado tenemos un gobierno tripartito que, hay que reconocerlo, ha mantenido su cohesión hasta el momento y que, al contrario de lo habitual en estos casos, parece ser que la va a mantener aunque ya sólo queden ocho meses para las elecciones. Según se aproximen éstas la solidez de la alianza debe resentirse; sin embargo parece que la lógica impera entre los tres partidos que la conforman y que saben que pelearse entre ellos les restaría apoyo electoral.

Por otra parte está la oposición, muy dividida y cuyo partido principal acaba de salir de una traumática crisis a nivel local, agravada por la pérdida del gobierno de la nación, mientras que el resto cuenta por el momento con una fuerza escasa. No es óbice para que los partidos que conforman la oposición al tripartito no hayan ejercido como tal, criticando lo que les parece que hay que criticar con más o menos motivo y apoyando al gobierno municipal cuando era menester hacerlo por el bien de Cieza. Pero no se ha tratado, al menos en mi opinión, de una oposición bronca y desabrida, no se ha caído en el insulto ni en la descalificación, no se han buscado los trapos sucios de los políticos en activo de ninguno de los partidos políticos con representación municipal.

Y ello es bueno. En una ciudad como Cieza, en la que las formas se pierden demasiadas veces y no sólo en política, el que nuestros políticos y políticas den ejemplo de respeto y tolerancia mutua resulta reconfortante y debería servir de ejemplo a la ciudadanía. Al menos por una vez es muy positivo que la política sirva de ejemplo, y de buen ejemplo, para quienes elegimos a sus actores y somos gobernados por ellos. Sólo espero que la proximidad de las elecciones no vaya agriando este panorama, aunque se trate más de un deseo que de una realidad que vaya a cumplirse, porque la lucha por el ayuntamiento será sin duda dura. Y posiblemente esta sensación de sosiego político no sea más que un recuerdo dentro de pocos meses. Por eso pido a los partidos que en breve se enfrentarán unos a otros en el ruedo político que guarden las formas, que se guarden en los bolsillos las descalificaciones y que saquen de ellos las propuestas, para no abochornar al respetable y permitirle que verdaderamente pueda discernir y elegir entre lo que unos y otros nos ofrecen para solucionar nuestros problemas y mejorar nuestras vidas.

¿Me harán ustedes caso, señoras y señores políticos/as?