Escogió a unos toreros que nada tienen que ver con las llamadas "figuritas", que es consabido aparecen para llevárselo crudo sin apenas mancharse el traje y teniendo delante animales bajos de raza, de nulo trapío y escasa presencia. La ganadería elegida era la toledana "Ventorrillo", puro encaste Juan Pedro Domecq.
Cuando se remata un cartel como el de este día 24 en "La Deseada", con tantos matices toreros y unos toros de excelente presentación que no pasaron desapercibidos; siempre dieron juego y espectáculo para el aficionado y se aprecia tanto cemento en una plaza que es un emblema para la tauromaquia, no cabe duda: algo te encoge el sentimiento como aficionado. ¿Qué sucede en esta fiesta, que antaño fuera tan sugerente y llena de atractivos? Con semejante oferta, el coso apenas registró algo más de media plaza.
En los años ochenta, incluso los noventa, el popular hotel taurino por excelencia, es decir: "Mesón del Moro" se inflaba de visitantes, en la barra del bar abundaban los aficionados, ávidos de saludar a los toreros allí alojados. En este día 24 solamente cuatro aficionados. Cualquier plaza se ha de nutrir de aficionados foráneos, porque los de casa ya no llenan el coso. ¿Se podría haber programado este festejo para el sábado día 25?, ¿vale la pena seguir respetando la tradición del santo patrón?
La pujanza y raza de "Nauseabundo" de 533 kilos hizo que la cuadrilla de Curro Díaz se viese alterada, picador incluido para darle un cierto orden a la lidia. Después, el maestro de Jaén que usaba un terno rosa palo y oro se lo sacó a los medios y tras pulsearlo por ambos pitones, le enjaretó varias tandas de derechazos que provocaron los "olés" más rotundos de la tarde. Se adornó con una serie de remates con hondo sabor torero. Quizás le bastó con la calidad y brillantez de tales series que con una estocada entera consiguió un preciado trofeo.
"Infame", de 507 kilos, de preciosa capa en castaño chorreado recibió un picotazo trasero. Desde que salió del caballo, Saúl era consciente que tenía ante sí a un inválido y huidizo toro. No obstante, el torero malagueño supo someterlo y cuidarlo en un terreno que nada tenía que ver con las querencias naturales del astado, aunque siempre al hilo de las tablas. Sacó oficio y recursos toreros para doblegar las condiciones de su oponente. Al final, y como se suele decir, "cantó la gallina" y el burel se rajó, yéndose a terrenos de toriles. Su condición de manso era más que manifiesta. Pero Saúl que había andado en profesional más que sobrado quiso acabar con una estocada recibiendo, y entonces "Infame" no quiso obedecer, haciendo que en un par de ocasiones errase con el estoque. Al quinto intento lo finiquitó de una entera.
"Acreedor", de 515 kilos, apareció en el ruedo para que el menor de la saga Adame lo recibiera con un discreto saludo capotero, que apenas tuvo repercusión a excepción de un quite, una chicuelina de tremendo sabor donde afloró su arte de toreo mexicano con el capote. Su faena de muleta, brindada previamente al público tuvo mucho de voluntad y cantidad sin apenas calidad. Su toreo nos hizo recordar la moda actual del "pegapasismo", que tanto arraigo tiene en los jóvenes toreros. Después de una estocada entera le premiaron con una oreja.
Uno de los alicientes de la tarde se centraba en el novillero local Samuel Rodríguez que hacía el paseíllo después de cinco años. De inmediato el público se posicionó con él. De nazareno y oro, con muchos ánimos y una larga cambiada recibió a su oponente. Y aunque sus inicios con el capote denotaban su enorme voluntariedad, nada más brindar con enfático sentimiento mirando al cielo mientras a sus pies reposaba la montera y un más que simbólico clavel rojo. Era su particular e íntimo homenaje a quien le hizo asomarse a un mundo quizás irracional, puede que loco y siempre bohemio del toreo. Aquello fue un acicate para trazar el boceto de una faena variada, llena de intenciones, con suma plasticidad y donde los sueños de tanto tiempo querían cristalizar en aquellos lances. Hubo toreo en redondo, vaciando la salida por los adentros; todo cuanto hizo Samuel tuvo la impronta de toreo clásico. Por otro lado, el novillo de Sonia González fue un gran colaboracionista en semejante trance. Con una estocada ligeramente defectuosa de ejecución acabó con el novillo, para cortar un par de trofeos mientras al negro burel le daban una vuelta al ruedo. El "Charra" y Fernando Sánchez fueron aplaudidos en banderillas.
"Jaquetón" recuerda algunos toros de leyenda del siglo diecinueve que ostentaban ese mismo nombre. Este, de 525 kilos, negro bragao y meano tuvo una espectacular pelea en varas. Una buena vara y apenas un refilonazo hicieron que cierto sector del público aplaudiera la labor del picador. Luego, no se lo puso fácil al torero artista que decidió abreviar el trasteo, optando por finiquitarlo, aunque esto le supuso dar todo un "sainete" con la espada sufriendo incluso algunos derrotes del cornúpeta, con lesión incluida en una mano. Pasó a la enfermería. Leves pitos recibió Curro Díaz.
De nuevo, ese sector de aficionados que figuran en los alrededores de la puerta de cuadrillas aplaudieron las dos varas que recibió "Bellota" de 530 kilos. Un toro que en principio resultó áspero e incómodo para Fortes, que sin embargo logró someterlo para llegar a los últimos tramos de una faena donde afloró la calidad y profundidad torera del malagueño. Como premio a su labor recibió dos orejas que paseó entre las aclamaciones de los aficionados. Un torero que vestía un traje caña y oro, que atraviesa un espléndido momento con recientes triunfos en Málaga y Bilbao.
En séptimo lugar apareció "Chorlito", y que en realidad fue el toro con más cuajo y presencia del encierro. Su espectacular capa en castaño oscuro chorreado fue otro aliciente para los aficionados, que de nuevo aplaudieron el par de varas que aplicó el picador. Luis David Adame, de grana y oro le realizó un primoroso quite, para luego iniciar una faena llena de intermitencias a un toro que tenía mucho que torear. Con una estocada entera y tendida acabó con el animal del "Ventorrillo", recibiendo una oreja. Aún así el jovencisimo torero de Aguascalientes tuvo el mérito de no afligirse y hacer frente a un toro más que respetable.
Y para concluir el festejo, saltó otro novillo de la hija del maestro Dámaso González, aunque en esta ocasión no ofreciera las bondades del anterior. Samuel puso todas sus buenas intenciones y ganas de agradar en un trasteo que no llegó a alcanzar las cotas de plasticidad y emotividad que hubo en su primer novillo. Previamente, la banda dirigida por el maestro Alcázar hizo sonar "Nerva" ante la actuación de dos grandes banderilleros, que ayer fueron todo un lujo en la cuadrilla de Samuel: Antonio Cama y Fernando Sánchez. Ambos hicieron crujir los aplausos del público que esperaba este momento de la lidia con verdadera vehemencia. Y no defraudaron. Saludaron montera en mano. Puede que las mejores intenciones de Samuel, de concluir la tarde en grandioso triunfo se truncaran al intentar acabar con su novillo. El descabellar se le hizo eterno, malogrando así un trofeo que a buen seguro el público que ayer acudió a "La Deseada" hubiese otorgado.
Presidió el festejo con acertado criterio, Pascual León.
