Antonio Salmerón ha sido el encargado de leer este año el pregón de Cuaresma en un acto organizado por la Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón y Santísima Virgen del Amor Hermoso y celebrado este domingo en la parroquia de San Joaquín. Comenzó el pregonero su discurso recordando que es tiempo de Cuaresma, ya lo anunció así la Iglesia hace unos días mediante el rito de imposición de la ceniza en los templos, recordándonos con unas sencillas palabras la brevedad de esta vida, lo pasajero de cualquier vanidad, la futilidad de cualquier afán terrenal. Lo anunció también el pueblo llano con las roncas y atronadoras voces de sus tambores en las calles. Porque la Cuaresma ha tenido también desde siempre en Cieza unas acentuadas connotaciones costumbristas tan arraigadas, que han atañido prácticamente a todos, a los más creyentes, a los de fe tibia e, incluso, a los que dicen no creer en nada trascendente.
Se refirió a la abstinencia y el ayuno que para este tiempo nos propone la doctrina, basados en las privaciones ý tentaciones que Jesús padeció en su retiro al desierto antes de emprender su vida pública, devino desde hace mucho en la simple costumbre de no comer carne los viernes, tradición que perdura en nuestros días en la mayor parte de los hogares ciezanos.
Antonio Salmerón no quiso pasar por alto a los voluntariosos y esforzados ciezanos que desafiando al frío, todavía reinante y cualquier otra inclemencia del tiempo, ponen a punto durante estas fechas sus instrumentos ensayando sin descanso esas acompasadas marchas que serán la banda sonora de nuestra Semana Mayor. La Semana Santa tampoco podía faltar en su pregón de Cuaresma, tiempo éste en el que las Hermandades Pasionarias, cual máquinas bien engrasadas, terminarán de atar los últimos cabos sueltos, ultimar hasta el más mínimo detalle para que, llegado el momento crucial, todo esté a punto y el trabajo callado de todo un año pueda dar el fruto deseado como es el de ofrecer al pueblo el Evangelio vivo, ese Catecismo en la calle que suponen nuestros desfiles procesionales.
Recordaba igualmente que en las primeras salidas procesionales de la imagen del Cristo del Perdón por nuestras calles fue acompañado por los jóvenes de la OJE de Cieza, de la que en aquel tiempo Antonio Salmerón tuvo el honor y la satisfacción de ser su Jefe Local. Asimismo quiso destacar la inestimable y entusiasta colaboración para ello de Eduardo López Pascual, al que deseó una pronta recuperación de sus problemas de salud.
Para finalizar pedía que ningún drama humano nos sea ajeno, que los problemas de los demás no nos sean indiferentes. Porque si queremos que el mundo cambie, si queremos un mundo más justo, debemos empezar por cambiar nosotros mismos, que cualquier gesto o acción en este sentido no nos parezca inútil e insignificante por pequeño que sea, que la poca repercusión que pudiera tener no nos desanime, porque muchos pocos suman.
La nota musical del acto la puso el Coro de Cámara Cantate’, del que es miembro el pregonero de este año, y la Banda Municipal de Música.
