Con un traje color "sangre de toro y plata", aparecerá en el siempre coqueto ruedo de la plaza ciezana. Su ilusión era tener como padrino a su buen amigo y jefe Antonio Puerta; pero las circunstancias adversas hicieron cambiar el cartel inicial, y será el "ciclón de Jerez" Juan José Padilla el oficiante de tan venerable momento. Además Padilla es uno de los pocos matadores-banderilleros de la actualidad, junto a Ferrera y Fandi. Una situación que vive la tauromaquia, que dista mucho de aquella gloriosa década de los ochenta, donde estaban: "Paquirri", Luis Francisco Esplá, El "Soro", Morenito de Maracay, Nimeño II, Paco Alcalde, Pedro Castillo, Juan Cuellar, José Luis Palomar, Juan Antonio Esplá, Niño de la Taurina y Ortega Cano, (primera época).
El aficionado valora y agradece la pureza con que Antonio Cama lidia sus toros. Aunque su manejo de capote es portentoso y eficaz, la suerte de banderillas es donde Antonio exhibe todo el clasicismo y ortodoxia. La escenografía que compone en esos momentos, ya pertenece a otra época.
Es "clasicismo" en estado puro; se deja ver ante el astado con "guapeza", camina como de puntillas hacia los terrenos del toro. Luego, en el encuentro, levanta los palos desde abajo y los clava en lo alto del morrillo.
El espectáculo que se dará en "La Deseada" no dejará a nadie indiferente, porque reúne los mejores alicientes para el aficionado. Y entre esos aficionados, estará un hombre discreto, cuya ilusión se acrecienta desde hace años y que atesora el siempre añorado sueño de ver al hijo torero, elevado a la más alta categoría. El popularmente conocido como Antonio "El Sano", verá compensados todos esos anhelos...