Constituye un interesante personaje olvidado del que apenas existe información aunque de una brillante trayectoria artística que a continuación expongo:

Tras realizar un cambio de domicilio familiar a la ciudad de Valencia del que desconozco los motivos; la primera referencia que me encuentro es su pronto ingreso en las Escuelas de Artesanos de Valencia. Estas escuelas eran centros de aprendizaje para jóvenes con vocación artística y preparatoria para el ingreso en la escuela de Bellas Artes. Aquel centro nace como escuela industrial, a propuesta de D. Daniel Balaciart y Tormo en 1867, para que los obreros y jóvenes pudieran adquirir conocimientos para mejorar su calidad de vida y formación. Posteriormente y tras la amplia demanda en sus matrículas pasó a denominarse Escuelas de Artesanos y Artes y Oficios de Valencia, Patronato de Aprendices, donde se impartía la asignatura denominada “dibujo de adorno, de figura y de paisaje” con profesores como D. Salustiano Asenjo y D. Cayetano Capuz, posteriormente ampliada con dibujo lineal y copia del yeso.

En esta escuela inició sus primeros pasos Francisco Legua, así como otros artistas ampliamente reconocidos como Joaquín Sorolla, Cecilio Plá, José Segrelles, Manuel Benedito… Buena prueba de ello es el importante fondo artístico que conserva con un total de 72 obras repartidas en sus dependencias: 53 pinturas y 19 dibujos acoge la actual casa social de la Escuela de Arte. Con obras de reconocidos artístas como: Ignacio Pinaz, José Benlliure, Cayetano Capuz, Joaquín Agrasot, José Nicolau, Joaquín Sorolla… y de otros menos conocidos como nuestro paisano. Posteriormente estudió en la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.

Tras sus estudios inició su carrera artística publicando como ilustrador y caricaturista en revistas como: “Valencia cómica” (1889) y “La Degolla” (1890). También realizó portadas en otras publicaciones como “El Tandem” (1895) y “Toreo” de Valencia (1896). Ganó la plaza de restaurador artístico municipal en Valencia que ejerció hasta su fallecimiento en 1926, plaza posteriormente cubierta mediante concurso oposición por el conocido D. José Renau Montoro. Como pintor fue excelente y prueba de ello son las menciones recibidas y la calidad de las pocas obras que se conservan. Para este artículo he elaborado una relación de pinturas localizadas y otras publicadas ,aunque en paradero desconocido, en un intento por numerar y catalogar su obra viva. Las obras encontradas son las siguientes:

- “Campesinos de Levante” y “Retrato de Caballero”. Dos bellos óleos propiedad del Museo de Bellas Artes de Valencia.

- “Reposo”. Retrato de una joven al óleo sobre cartón. 38 x 52cm. Colección particular.

- “Escena portuaria” (1926), vendido en una casa de subastas de Madrid en 2003.

- “Valenciana”. Óleo sobre tabla. 33x24 cm. “La Suite” Subastas. Año 2007.

- “Escena en el coso taurino” donde aparece el torero valenciano Julio Aparici “Fabrilo” acostado sobre el capote en la arena delante de un toro tras haberle instrumentado un quite de adorno. Esta actitud desafiante o desplante lo realiza para superar a sus dos compañeros de cartel, aunque lamentablemente su arrogancia le costaría una grave cornada y su fallecimiento tres días más tarde, el 30 de mayo de 1897. Lienzo publicado entonces en la revista “La lidia” y propiedad del Museo Taurino de Valencia.

- “El prófugo o detención de un prófugo” (1899) es su obra mas conocida e interesante. Oleo sobre lienzo de 230 x 320cm. Publicado en la revista “La Ilustración artística”. Representa una escena donde la Guardia Civil detiene a un joven prófugo que no pudo pagar la exención del servicio militar. Colección particular.

Junto a su faceta como pintor también cultivó las letras, publicando al menos dos libros titulados: -“Horas Bohemias”. Cuentos parisienses y españoles. Versos, cuadros y dibujos del propio autor. Prólogo de los hermanos Quintero. Valencia, Sempere y Cía. Año 1907. 231 páginas.

- “La Alegría de Montmartre”. Prólogo de Carlos Arniches. Novela inspirada en su estancia en el barrio de Montmartre de París. Año 1910. 116 páginas. Ambos libros recogen numerosos dibujos y cuadros que ilustran los relatos. A través de ellos podemos afirmar la existencia de otros bonitos lienzos y dibujos olvidados y/o desaparecidos. También me resulta sorprendente la rareza de estas dos publicaciones pues apenas existen ejemplares conservados. Nuestra Biblioteca Nacional solo posee un ejemplar, el de la novela. Por otro lado, el catalogo colectivo de nuestro patrimonio bibliográfico español no dispone de ningún libro del autor.

Otro hecho a mencionar era la buena posición social y cultural que disfrutaba Francisco Legua, pues ambos ejemplares contienen interesantes prólogos realizados por ilustres escritores de la época resaltando su calidad literaria e ilustraciones contenidas. También observo en los dos ejemplares leídos unas interesantes dedicatorias manuscritas del autor a personalidades importantes; como la realizada a D. Amalio Gimeno y Cabaña (Cartagena 1852- Madrid 1936) importante médico, científico y político español que fue un destacado Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, de Marina, de Gobernación, de Fomento y de Estado durante el reinado de Alfonso XIII.

Para finalizar deseo expresar mi satisfacción y sorpresa al saber de la existencia de un pintor nacido en Cieza a finales de siglo XIX y que desarrolló una carrera tan intensa y brillante como desconocida. Pintor que vivió, como nos relata en sus libros, experiencias increíbles en el barrio de Montmartre de París junto a jóvenes bohemios repletos de ilusión que conformarían el germen de muchas vanguardias artísticas del siglo XX. Un joven ciezano que es definido en la revista “El Almanaque” de El escándalo del año 1893 como: Dibujante, buen pintor,casado y padre amoroso. Legua es chico emprendedor con aire jacarandoso y facha de matador.

Artículo realizado por Antonio León Mas Gómez.-