Nuestro entrevistado, pese a que seguro lo han pensado, no es uno de esos que ahora se llaman foodies, sino que durante 15 años educó a varias generaciones de ricoteños para, posteriormente, venir a parar, con mucha pena, a su Cieza querida, donde hace unos meses colgaba la tiza y la bata en el José Marín, El Fatego.
Diego López Alarcón, nuestro entrevistado de hoy, ha sido de todo en la vida, menos lo que en un principio quiso ser. Hoy lo traemos hasta nuestro rincón mensual para, poco a poco, degustar su vida regada con el caldo de Ricote y los borrachines de Ojós.
Que contexto tan extraño para retirarte ¿no?
Si, la verdad es que esto no se lo esperaba nadie, ni lo habíamos asimilado nadie y, la verdad es que nos ha costado, nos cuesta y nos costará asimilarlo; esto no ha venido para irse. Por desgracia viene para quedarse. Tengo la suerte que mi hijo pequeño es médico, ’’ por lo que estoy bastante informado’’, y la verdad es que lo tenemos que asumir. Tenemos que ser responsables puesto que, por un lado, tiene sus ventajas y, por otro lado, la sociedad ahora también se implica en que somos una sociedad. Nunca mejor dicho.
¿Cuánto de importante tiene ejercer la docencia en una sociedad tan volátil como la del S.XXI?
Nosotros confiamos en las personas, los docentes. Y digo confiamos porqué, aunque estoy retirado, siempre voy a ser docente. Confiamos en las personas y, si las personas tienen valores que te los van dando el día a día, la enseñanza y la docencia es supersimple; es transmitir conocimientos, basados en unos contextos, y que sean asimilables al material humano que tenemos delante. Es decir: para mí siempre ha sido sencillo. He sido un privilegiado; he estado ejerciendo una profesión de maestro de Educación Física, de algo que me ha gustado y encima me han pagado. Es uno de los conceptos en la vida que yo, me he retirado, la verdad, supercomplacido. He hecho lo que me ha gustado, he tenido también mucha suerte, he estado rodeado en colegios que, la verdad, tanto en el Juan Ramón Jiménez, donde daba en Infantil y donde me hinché a hacer cursos de psicomotricidad; en Ricote, donde Jesús Miñano, que en paz descanse, se volcó como alcalde del pueblo dotando de recursos materiales al centro, Cristo del Consuelo y José Marín, igual; con lo cual, si tú tienes unas instalaciones dignas lo que importa es tu ética profesional y basarte en ella para seguir hacía delante.
En la Roma del S.II se decía: ‘’Mens sana in corpore sano’’ ¿Qué tiene que decir usted al respecto como docente y, además, especializado en Educación Física?
Mens sana in corpore sano es muy sencillo: tú tienes que mostrar al alumnado que tienes delante el porqué, el cómo y los beneficios que tú vas a promoverles a ellos para que ellos lo practiquen. Por ejemplo: la condición física, yo soy un enamorado de la condición física, desde mi época de jugador de fútbol el que ha estado preparado cardiovascularmente ha podido ejercer sus habilidades y destrezas. Aquí, en el Fatego en mi última etapa yo tenía un plan de entrenamiento por el cual los alumnos, cada quince días, yo les decía el plan de entrenamiento que hacíamos. Y es un recorrido, el Plan Fartlek, un sistema de entrenamiento en el cual ellos hacían un recorrido en el tiempo que cada uno, con arreglo a sus posibilidades, podía hacerlo. ¿Su objetivo cual era? Salir, correr unos metros y llegar a la meta. Cardiovascularmente lo iban asimilando, con lo cual, cada quince días, íbamos mejorando y cambiando esa actividad, por lo que ellos iban mejorando vascularmente con arreglo a sus posibilidades. Por lo tanto, si tú tienes tú cuerpo sano, porque practicas un deporte, la cabeza la tienes sana.
Vemos en muchos casos como los padres exigen a sus hijos triunfos en el ámbito deportivo, ¿son esos los valores que hay que inculcar a un niño?
No, en absoluto. El ser humano es por naturaleza competitivo, yo he llevado escuelas deportivas por lo cual siempre hay que buscar el valor en la deportividad, no exenta del contexto del ganar porqué tu participas en algo, y el que diga lo contrario, miente; juega para ganar, pero siempre con unos valores insertados como el respeto, la consideración, la tolerancia, y sobre todo la amistad. Los deportistas tienen que tener amistad, porque si tienes amistad con otro compañero nunca llegarás a insultarlo. ¿Qué todos nos equivocamos?, por supuesto, en el colegio es donde más se ve, hay actitudes que no admiten la derrota, pues hay que poner al alumno, a veces estratégicamente, con aquellos equipos que van a perder para que asimile la derrota. Todos esos valores se van inculcando no solo en un día, ni en dos, sino con el paso del tiempo. Tú coges alumnos desde primero que a lo mejor no saben ni botar una pelota y llega a final de sexto o quinto, cuando llegan los juegos escolares, y llegan a finales regionales e inclusive consiguen campeonatos regionales de cross, balonmano, baloncesto etc.… y para ellos es un reto, les digo, ¿tú te acuerdas cuando botaste? Y ellos me dicen “si, maestro ”, pues ese es tu reto en tu vida, mente sana in corpore sano con un periodo de tiempo, siempre que sea equitativo y con unos parámetros que sean lógicos.
¿Qué le parece que la educación sea la continua tabla de salvación de la sociedad?
Creo que nos estamos educando continuamente. ¿Quién nos dice que no nos enseñan? Todo el mundo nos educamos en cada momento. Hay cosas que desconocemos. El día a día nos va enseñando y nos va mostrando que hay cosas que desconocíamos. Yo desconocía lo que era tener un ocio de pasear sin tener una obligación de trabajo. Ahora por la mañana resulta que coincido con otras personas que ni conocía y con las cuales he entablado una amistad. Al final, coincidir con esas personas te va transmitiendo una sociabilización a nivel general ¿Por qué no? La sociedad nos hace ser personas. Todos nos basamos, teniendo personas en mente, podemos alcanzar lo que queramos y todo el respeto social.
Hace unos meses se ha jubilado como docente, ¿a qué dedica ahora su tiempo?
Bueno, ahora le dedico más tiempo a mi señora con lo cual también es una apetencia porque esas mañanas y esos días y ese terminar del colegio y estar pensando en el día siguiente… ahora intento también expansionarme en lo que me gusta, paseo, monto en bicicleta, admiro la naturaleza y la verdad es que ahora lo que quiero también es un poquico de paz y tranquilidad, que me está costando mucho, la verdad. Yo he pasado por el colegio, y no me duele en prenda decirlo, me daba congoja y me ponía a llorar y me tenía que ir por la Vereda del Fatego porqué me daba sentimiento ver a los críos que me decían: “eh, maestro”.
Una de las principales quejas de los educadores siempre ha sido el continuo cambio de leyes. ¿Qué le dice su larga trayectoria sobre estos cambios educativos?
Bueno, si ya nos metemos en ese campo, nosotros somos docentes, somos unos mandados. Tenemos unos contenidos, que nos marcan las leyes, pero yo pienso que una ley nunca va a ser perfecta, lo mismo que las personas. Lo que si debemos de enjuiciar, dejando a un lado la política, y decir ¿qué es lo que funciona? Pero contando con los docentes. A veces hacen contenidos y, generalmente, denotan que quien los ha hecho no ha pisado un patio o un aula; hay que meterse en el ajo y decir: ‘’ docentes, vamos a buscar mesas de trabajo’’ y, antes de hacer una nueva ley, consensuarla lo máximo posible con unos contextos que estén claros. Para mí el primer contexto es bajar ratios, cuantos menos alumnos, mejores medios y mejores factores para enseñar mejor; eso es muy sencillo, dotación económica y dotación económica va inclusive con el profesorado cada vez más cualificado. Por ejemplo: si tengo que dar natación, y en el curso de formación en la universidad no me dieron natación, pues yo me tengo que formar con un curso para meter un niño en la piscina y sé lo que tengo que hacer y el porqué. Esa formación la tienes que llevar tú, ahí entra tu moralidad personal o tú ética profesional y, volviendo a leyes, vuelvo a reiterar lo mismo: la ley hay que dejar la que esta, o las que sean mejores y dotar de lo que falta. No hay más. Es así de claro, porque una ley al final viene a ser lo mismo que la anterior: contenidos, competencia etc.
¿Qué es el Fatego?
Un trocito de mi corazón, porque me acogieron muy bien, me han tratado muy bien y me he ido con el corazón partío, como dice Alejandro Sanz, con lo cual, para mi es entrañable. El Fatego, con su alumnado, con los compañeros, con la comunidad educativa y los padres. Además, me he mostrado tal como soy, con trabajo, sacrificándome por los alumnos, que son los principales protagonistas de la enseñanza, no nos engañemos: nosotros somos meros transmisores de la educación y tú tienes que mostrar lo mejor desde ti mismo, con tus fallos y tus aciertos. Para mí el Fatego, a pesar de que tenía mis renitencias a la hora de venirme, al entrar, y poco a poco, me he sentido como en mi tercera casa; puesto que mi casa es mi casa, Ricote ha sido mi segunda casa, por el aprendizaje, y esta ha sido mi tercera casa.
¿Se le ha perdido el respecto que hace años se le tenía al profesor?
El respeto se gana con respeto hacia el alumnado, tú escuchas a un alumno o una alumna y el saber que tú le escuchas hace que él te escuche a ti siempre; por un grito, por una amenaza, por un mal gesto no te vas a ganar su respeto. Tú te pones en una clase y hay gestos que a veces se les escapan porqué son críos y es así, se les dice párate un momentico y piensa, dos minuticos, tres minuticos, te acercas luego y les dices ¿qué ha pasado?, ¿has pensado en lo que has hecho?, pues si, y ¿qué es lo que consideras que debes de hacer?, pues hombre disculparme con el compañero o compañera, y no vuelve a pasar más. La educación es sencilla: sentido común, respeto y, sobre todo, saber escuchar, el oído hay que tenerlo siempre muy abierto, a parte que también hay que hacerse cargo de la situaciones familiares del alumnado que es muy importante, nosotros tenemos que ser también psicólogos en el día a día.
Si no te hubieras dedicado a la docencia ¿cuál hubiera sido su profesión?
Pues yo en principio iba a ser ingeniero porque me gustaba mucho el dibujo técnico, pero me tenía que desplazar muy lejos y en mi casa no había posibilidades, tenía una situación familiar para arrimar el hombro porqué no había más remedio, algo que a mí me enorgullece. Si no hubiera sido docente yo me hubiera dedicado a cualquier trabajo, yo he cogido fruta, he estado trabajando en los albañiles, he cargado camiones; a mí el trabajo no me ha asustado nunca, porqué desde muy pequeño mis padres tenían un bar y yo me acuerdo del columpio, del delantal y del sensal, ese nombre no se me va a olvidar a mí en la vida, un tarrico rectangular con una sensal en rojo y en azul que eso te ponía las manos cuando limpiaba los platos como infladas de lo fuerte que era, de la sosa aquella. Yo soy un trabajador nato porque desde el principio he trabajado y he tirado para adelante. Ser docente ha sido el mayor acierto de mi vida porqué me he realizado como persona y he recibido mucha gratificación humana, muestras de cariño y de afecto por lo cual todo esto me tiene súper emocionado.
