Por todas las que, ante el ambiente de amenaza, son impotentes y no se atreven a levantar la voz. Por todas las que no pueden darle la mano a su pareja en público sin ser objeto de agresión verbal o física. Por todas las que sufren bullying día a día y son marginadas en su centro de estudios. Por todas las que son rechazadas por sus amigos y amigas. Por todas las que son rechazadas por sus propias familias, en muchos de los casos debido a la religión.
Por todas a las que les roban el derecho de amar, y les prohíben el matrimonio. Por todas las que reciben "violaciones correctivas" con el objetivo de erradicar su "enfermedad". Por todas a las que no se les permite adoptar y formar una familia. Por todas las que viven avergonzadas, con miedo y reprimidas debido a la falta de respeto en su entorno. Por todas las que, ante la falta de aceptación y apoyo, optan por el suicidio. Por todas las que son arrestadas y condenadas. Por todas las que son asesinadas.
Por todas esas personas me mantengo en pie y doy la cara, luchando día a día por cambiar la situación de la comunidad LGBT+ en algunas partes del mundo. Y aunque sólo sea un granito de arena, sé que hay muchas más personas como yo, y que, entre todos, hacemos una gran montaña con un mismo objetivo: un mundo sin LGBTfobia.