Los días siguen pasando y el comienzo de la campaña electoral ya está tocando al timbre. Muchos ciezanos ya saben de qué palo va cada partido, ya les han decepcionado muchas veces y otros ya están cansados de tener que participar en la fiesta electoral. Sin embargo no hay que perder de vista a un sujeto político que viene pisando fuerte con el rápido título de campeón de la generación más preparada de la historia: La juventud.

Desde el joven votante de “diecipocos” que asume con ilusión su primera expedición a un colegio electoral hasta el joven treintañero que tiene dos carreras, un máster, un sinfín de “ya te llamaremos” y que ya sabe de sobra que solo ha visto mentiras entrar en las urnas. Las generaciones que están empezando a vivir el nudo literario de su particular novela tienen que empezar a tomar las decisiones en este pueblo, comunidad autónoma y país. Un país que es cuatro veces más rico que hace veinte años y que solo responde a una minoría social oligárquica, dejando a la gente común en el trastero.

Hay un grupo de música indie llamado Love of lesbian que dice en una de sus letras: “Vuelan las gaviotas y en cada pico va una rosa”. Si hay algún curioso la canción se llama Mal español. ¿Pero acaso somos malos españoles por querer desobedecer a estos partidos que se pasan la pelota entre reformas laborales y educativas? ¿Somos malos españoles por exigir un cambio? Yo creo que no. Yo creo que tenemos derecho a ese cambio. Pero a un cambio de verdad, no a un cambio para que nada cambie y articulado para que perdamos la oportunidad histórica que ha nacido en este año 2015.

La juventud es consciente de que podemos encender la mecha del cambio este 24 de mayo. Tenemos presente la política en muchos aspectos de nuestra vida: televisión, prensa, música, arte, internet, literatura y las redes sociales. El plan Schlieffen que han sufrido las cúpulas de los grandes partidos y que muy pocos han sabido aprovechar para darles en las cicatrices. Sabemos que nos quieren engañar igual que hicieron con nuestros padres. Y no nos vale aquel cuento de que la política local no tiene nada que ver con la nacional porque al fin y al cabo los representantes locales de los partidos tradicionales se esconden detrás de unas siglas sucias para conseguir votos.

Podemos hacer realidad el cambio que este país necesita. Tenemos memoria y mucho que decir.