Siguen las negociaciones a tres bandas de las derechas y extremas derechas para formar gobierno regional. López Miras está dispuesto a vender su alma, la de los demás, los derechos y las libertades públicas para conservar su poltrona y el poder político de la más rancia oligarquía murciana. Y como necesita para ello a Vox, pues que Vox pida por esa boquita, que se le dará eso y más.
Y Vox, partido de intachable trayectoria democrática, espejo de libertades y de respeto a los derechos humanos, pide lo que le viene en gana. Y hay algunos temas en los que Vox lo tiene muy claro, entre ellos la educación.
A ver si nos entendemos. A la extrema derecha española, al igual que a la derecha de toda la vida, la educación, o mejor dicho su calidad, le importa un pimiento. Si por ellos fuera la educación se privatizaría por completo, eliminando así el prácticamente único instrumento que le queda al estado liberal capitalista (el nuestro, vamos) para igualar, aunque sea un poco, a las personas, dando la oportunidad a quienes han nacido en familias con pocos recursos (la mayoría) de ascender socialmente mediante dicha educación. Y actúan en consecuencia, intentando siempre desprestigiar a la educación pública y quitándole recursos para dárselos a la privada; siempre de forma premeditada, planificada y consecuente.
Podemos ver claramente cuáles son los resultados de la acción educativa de la derecha aquí, en nuestra Región. Donde el Partido Popular gobierna desde hace casi un cuarto de siglo. Los esfuerzos continuados para dinamitar la educación pública y privatizar el sistema educativo han dado como resultado la asfixia de la red educativa pública y el hundimiento, aún más, de la educación murciana en general, que encabeza pero por la cola casi todas las clasificaciones educativas nacionales. Los pactos firmados entre Partido Popular, Ciudadanos y Vox van más allá en esta línea, con el descarado objetivo (ya ni siquiera intentan ocultarlo) de privatizar todo lo privatizable e importándoles menos que nada los resultados que se obtengan.
Pero no es la privatización y la destrucción de la educación pública el único objetivo de estos partidos. Van mucho más allá: desean que lo que se estudie en los centros educativos y los valores que se transmitan sean única y exclusivamente los suyos. Porque es curioso que estos políticos que tanto saben de educación y de derechos humanos se aprestan a reforzar la inspección educativa para controlar lo que ellos llaman “adoctrinamiento”, pero única y exclusivamente en los centros públicos. Y entendiendo como materia de adoctrinamiento todo aquello que no comulgue con sus ideas. Porque ni una palabra se ha oído sobre el adoctrinamiento hacia el otro lado, hacia las ideas propias de estos grupos políticos que suelen ser las más excluyentes de todas las existentes.
Porque sí, señores. No les niego que haya algunos profesores y profesoras de la educación pública que sean sembradores de ideas políticas entre sus alumnos. De ideas políticas de todo tipo y espectro, no crean ustedes, porque de todo hay en el colectivo docente público. Pero lo que sí les juro y les perjuro es que en su inmensa mayoría las profesoras y los profesores de la educación pública, además de los contenidos propios de sus materias, enseñan ideas ponzoñosas y subversivas como la igualdad entre todas las personas, el respeto a los derechos humanos, los ideales de la democracia y la Constitución, la libertad y el amor a España y a toda la Humanidad (con mayúsculas, señores de la extrema derecha), y cosas por el estilo. Y les aseguro, señores de la extrema derecha y sus cómplices de PP y Ciudadanos, que todos estos valores que están en nuestra Constitución y que ustedes deberían tener como propios, todos estos ideales que se enseñan en la escuela pública por mandato legal y convencimiento moral, no tienen su fiel reflejo en muchos de los colegios y escuelas de los que ustedes consideran de los suyos. No solo es que en muchos de ellos pasen por completo de estos valores, sino que se enseñan ideas que, aunque son perfectamente respetables como casi todas las ideas, se les inculcan a los niños y niñas de manera excluyente, convenciéndoles de que son las únicas válidas y de que todas los demás no solo deben ser prohibidas, sino incluso destruidas. No son pocos, más bien todo lo contario, los casos de instituciones educativas de esas que ustedes prefieren en las que se fomenta la desigualdad, la insolidaridad, el racismo y el machismo, el extremismo religioso y social, valores todos ellos contrarios a la democracia y la Constitución pero que nunca les he escuchado a ustedes denunciar como “adoctrinamiento”.
En última instancia, señores de la derecha y la extrema derecha murcianas (aunque a mí últimamente me cuesta diferenciar a unos de otros), la ley es la ley, hasta ustedes están obligados, aunque les cueste entenderlo, a cumplirla. Y ustedes pueden intentar coartar la libertad de expresión, la libertad de cátedra, la libertad en general, los derechos humanos, todo aquello que nuestro ordenamiento político y jurídico plantea como inalienable; pero aunque incluso lleguen ustedes temporalmente a conseguirlo, insisto en que la ley es la ley, y la ley les pondrá en su sitio como tantas veces les ha pasado. Y no solo la ley, sino los ciudadanos murcianos y españoles, que somos individuos libres, habituados además a dicha libertad, dotados de unos derechos por el mismo hecho de existir y que, aunque a ustedes les provoque urticaria, queremos vivir libres y tener la mejor educación posible.
Y no olviden que somos los ciudadanos quienes les votamos, les pagamos y, si no nos gusta lo que hacen, los que en última instancia les quitamos su poltrona. Y el señor López Miras puede dar fe de ello.
