Y es verdad de la buena, como verdades son las que nos remite por mensajería instantánea “nuestro hombre en Tabarnia-Catalonya”, el charnego oriundo de Cieza, y afincado en Sabadell, Antonio Gómez Salinas, que nos acerca una visión subjetiva puntual, un corte situacional de la aldea profunda, y profundamente asilvestrada y cerril, en la que el independentismo ha convertido, para nuestra desgracia, la hasta no hace mucho joya de la Corona, la Marca Hispánica, Cataluña, con la torpe colaboración, tantas veces, para nuestra desgracia, del constitucionalismo más ñoño y absurdamente acomplejado.

Nos dice Antonio Gómez Salinas, en relación con la inflamada y peregrina intervención de una portavoz del independentismo en el Congreso español de los diputados, que la cosa tiene su lógica porque es que ella, ombliguista, se considera a sí misma como Cataluña, cuando el total de los separatistas representa apenas el 27% del censo electoral en aquella comunidad autónoma, que a fin de cuentas es lo que siguen siendo. Sin embargo, añade nuestro hombre en Sabadell, que ellos mandan y gobiernan con y desde la complicidad de los sucesivos gobiernos españoles, el de ahora y los de antes. Las palabras de la portavoz independentista, parecían rezumar indignación, rabia y hasta odio, observación que le hacemos a nuestro hombre, ante el estado de estupefacción en que nos sumió el indignado, furibundo y rabioso tono empleado ¿Odio?, se pregunta entonces Antonio, sopesando su respuesta, para zanjar casi de inmediato sin dudarlo, sí. La del odio es una enfermedad que nace del racismo que está en la base del separatismo catalanista. Ya te hablé – me recuerda- del estudio de Francisco Caja que explica el origen y la evolución de este racismo, del que aprendieron los hermanos Arana para inventar el nacionalismo vasco. Ha pasado casi siglo y medio, y ahí seguimos. Termina preguntándose Antonio “¿qué nos queda?”, para responderse a sí mismo que, solamente, reivindicar lo que tenemos en común: España. Para añadir después: “Yo estuve con mi mujer y unos amigos en la manifestación del 12 de octubre en Barcelona. Éramos unos pocos miles, pero una gran mayoría era gente joven y de mediana edad. De ellos, muchos, hispanoamericanos. Y lo de separarse es un bla bla bla. No tienen masa crítica ni la tendrán en unos cuantos años. Se lamentan de que en Barcelona sólo un 30% usa el catalán como primera lengua. La imposición escolar y mediática no da los resultados que tenían previsto. Sólo produce dolor, rechazo e ignorancia. Y para acabar. Los que mandan de verdad no quieren separarse. Quieren el mercado español y el paraguas de la Unión europea. Pero, eso sí, aquí dentro poder absoluto.

Mi guasapero contertulio Marcus tiene debilidad por los temas educativos, y su reflexión tiene que ver precisamente con la educación en las aulas (o la falta de ella en la actualidad). Dice así: muchos que presumen de dedicarse a la educación en realidad sólo sirven a una ideología, que únicamente persigue crear BORREGOS a su servicio. De personas educadas, con ideas y opiniones propias, que puedan elegir lo que verdaderamente quieran y sientan, nada de nada. Así nos va. Por supuesto que no a todos los jóvenes, pero si a muchísimos, les importa un pimiento todo eso de la educación. Más bien, en realidad no les importa nada. Claro que también es verdad que muchos educadores intentan honestamente educar, pero les resulta muy difícil competir con la mierda que ven por internet, por televisión, por influencias y ejemplos negativos, así como por muchos sedicentes "educadores" que están metiendo en los centros de educación más mierda que la que podamos encontrar en cualquier alcantarilla. Claro que, aunque ellos no me lo dicen, yo ya soy sólo un viejo con ideas anticuadas, y sé que, aunque no me lo dicen, lo piensan.

Le diré a mi querido Marcus que sé quién tiene la solución -y si no la tiene se la inventa- para esto: se llama Begoña Gómez, es presidenta consorte en activo del Gobierno de España, arbitrista bien pagada con dinero público, y (lo que es aún peor) dirige una cátedra, creada ex profeso para ella en la Complutense de Madrid, nada menos, sobre Transformación Social Competitiva, ahí es nada. Recuerdo que hace ya mucho, mucho tiempo, para poner de relieve ante mis alumnos y alumnas los usos triviales, indeterminados, genéricos, inconcretos y vagos del lenguaje, rimbombantes y vacíos, elaboré un texto, escrito de tal manera que pudiera leerse, palabra a palabra, frase a frase, con aparente sentido, pero sin decir nada en el fondo, o sea que fuera un son fluido, armonioso y biensonante sin demasiado sentido, por no decir ninguno. Querido Marcus, en este quehacer de inflar grandilocuentemente la nada, la presidenta consorte es maestra consumada, sin parangón. Lean, si no, algunos ejemplos de lo que digo, correspondientes a su participación en la mesa redonda “Contribución de las empresas al futuro sostenible”, celebrada en el marco de las “Jornadas de Sostenibilidad 2021”, organizadas por Red Eléctrica de España: “es importante impulsar la “capacidad tractora” que tienen (las empresas) para llegar a toda la sociedad”…poniendo de relieve que esa transformación social “es una oportunidad económica porque es la manera que tienen las empresas de diferenciarse y de obtener esa ventaja competitiva”. “Yo creo que es ahí -siguió expresando la lúcida conferenciante- donde nosotros (?) tenemos que ayudar, tenemos que complementar, de alguna manera mentorizar (?) para que las empresas puedan aterrizar (?) esa transformación social y esa transformación ecológica”, lo que, según ella, “es una oportunidad económica porque es la manera que tienen las empresas de diferenciarse y de obtener esa ventaja competitiva”… Preguntada por las claves para aprovechar con eficiencia los Fondos de Recuperación Next Generation de la Unión Europea, Begoña Gómez ha declarado que «vienen a premiar, en el fondo (por eso son fondos), ese esfuerzo que tienen que hacer las compañías para generar ese impacto social». «Los fondos Next Generation son -dice- un acelerador, donde la transición ecológica y la transición digital son un medio para cuidar la casa en la que todos vivimos que no deja de ser el planeta. ¿Mande?...