Y al que admiro también por ser capaz de sobrevivir, divorciado desde siempre, de las mujeres y del mundo, como espíritu libre y sufriente, con reciedumbre, sin ataduras, ni servidumbres (¿cuánto me gustarán a mí estos “palabros” en “umbre”?), ni tan siquiera “soledumbres” (¡Va por ti, maestro Almela!). Es que aúnan son y sentido en atinada, feliz y sonorosa sonoridad. Pues decíame con evidentemente aviesa o al menos traviesa intención mi simpar colega de penurias pasadas (ya se sabe lo del agua pasada que no mueve molino), que “lo de San José y lo del día del padre son meras coincidencias que no vienen al caso”, para referirse después a la “globalidad de su mundo”: “me he despertado a las 8 y levantado a las diez. Ni ruidos, ni alarmas, ni emergencias. Hacía tan buen tiempo en la calle, que escogí desayunar en casa. Cuando finalmente salí, todo estaba en orden; libertad y sensatez. Íbamos todos a lo de cada uno”…”Llevaba un libro por si me apetecía leer. No lo hice. Finalmente decidí comprar un bollo pequeño y descongelar otro…antes de salir a disfrutar de nuestro verdadero dios, el Sol. He ido al baño, leí media página…”
Antonio se nos pone, como digo, reflexivo y senequista y me dice que “el mundo es inmutable e impasible. Ajeno a las particularidades humanas. Sólo puedes aspirar a ser consecuente contigo mismo, y tal vez, desde ahí, influir ligera y temporalmente sobre la marcha de algo o de alguien. La prueba mejor del rumbo actual del mundo es que la meta es el dinero. Nadie quiere ser nada que no ingrese”.
En estas que llegó el 13 de Junio, San Antonio. Ingenuo de mí, felicité vía guasaps al antiguo compañero: Antonio, que pases un buen, sabroso y sustancioso día de tu Santo, un Santo noble y bondadoso donde los haya. Antonio se llaman mi hermano y mi hijo. Antonio mi padre y Antonia mi madre. Por algo le dicen San Antonio bendito. Que te aproveche lo que comas y el riego generoso que le des. Buen día, compañero. La respuesta, cáustica, terminante, no se hizo de rogar: “os voy a bloquear. Ni santo, ni año nuevo, ni Navidad. Para rematar después con un lacónico, displicente y algo forzado “gracias”.
Cree tener claro Antonio Linares que el 88% de los españoles menores de 45 años, ha vivido y vive en UN MUNDO DESCAFEINADO. Sus tormentas y ahogos personales se han producido en “vasos de agua”. No es su culpa. Es la realidad. Su realidad. Si van al campo, lo hacen con cremas protectoras y buche de agua cada 2 kilómetros. Dos pares de calcetines. Uno fino y ajustado y otro grueso de algodón para evitar rozaduras. Pero con tiritas especiales por si acaso. Los viejos que yo traté, usaban bastones para viejos y conocían el campo, las hierbas y los animales. Los que no eran de campo no necesitaban gimnasios. Los trabajos los mantenían en forma (…) Quiero, en balde, que desde vuestra sempiterna ignorancia (como la mía), dejéis de querer dar lecciones de nada. Escrito en balde, para el 88% de un país descafeinado.
Situemos la “acción” en España y en el siglo XXI, sigue diciendo el belarminiano compañero. Se puede escoger y proclamar pertenecer a cualquier opción. Se puede expresar cualquier opinión. Pero...una parte de los que “pertenecen a..” y “opinan que..”, no aceptan a la parte que opina diferente…por ejemplo, reniegan de las corridas de toros y les gustaría prohibir comer carne, y, si pudieran obligarían a acoger mascotas y ser veganos, o al menos vegetarianos. En cambio, los de la otra parte, solo quieren que los dejen en paz. Los de la otra parte tienen claro que la Humanidad no hubiera llegado al siglo XXI si nuestros antepasados no hubieran comido carne. Los de la otra parte no tienen un interés especial en ir a los toros. Solo quieren poder escoger. Escoger ir o no; a los toros, al cine, al teatro, a un concierto de rock o a otro de cantautor con mecheros y hermanados en un vaivén espirituoso. Los de la otra parte creen, o no, en Dios. Posiblemente, esa otra parte que tiene la verdad y la intransigencia de su parte, terminarán obligando a adorar a los antiguos dioses egipcios con cabeza animal…confundiendo la apariencia con el símbolo.
¡Ah, mon cher ami!, c´est la liberté…nuestro bien más escaso y preciado, porque es fácil ser comunista en un país libre…lo difícil es ser libre en un país comunista. Sí, fascio, fachada, antruejo y carnestolendas…Es lo que hay.
