Sé que el asunto resulta ya cansado y cansino, pero el dolor es también recurrente, está ahora mismo en carne viva, y clama por aliviarse explicitándose y comunicándose. Recurriré una vez más a los poetas, esa voz privilegiada, que, en tantas ocasiones, por divina inspiración, conecta con el sentimiento común del pueblo y pulsa las mejores emociones. José de Espronceda guía hoy mi reflexión. Poeta nacido en Almendralejo (Badajoz), una tierra extrema, recia (de reciedumbre) y dura, tierra de conquistadores. Pues José de Espronceda, al que sólo le alcanzó la vida para vivirla entre 1808 y 1842, es decir, 34 años, hasta que una dolencia sin epopeya ni retórica, la difteria, se lo llevó, dejó escrito un magnífico poema en el que retrata magistralmente una coyuntura de la historia de España casi idéntica a la actual. El poema, muy conocido por su primer verso, dice así:
Oigo, patria, tu aflicción, los que lealtad prometieron,
y no entiendo por qué callas, los mismos que te aplaudieron,
viendo a traidores canallas y la ley corroboraron.
despedazar la nación. Alevosos, traicioneros,
Dando a un ingrato felón bellacos y desleales,
estúpidas concesiones, la convivencia entre iguales
están haciendo jirones rompen con su felonía,
esta tierra milenaria, y han de acabar la porfía,
de gente, ayer solidaria, en inmundos cenagales.
y hoy podrida de ambiciones. Buscando sólo engañar,
Lloras, porque te engañaron distorsionaron la historia
para turbar la memoria dirigente provinciano,
de las gentes del lugar. por mucho discurso vano
Anhelantes por medrar, que largue desde su estrado.
con su estúpida insolencia, ¡Basta ya! Gritó el pueblo fiel
rompieron la convivencia por toda la piel de toro.
entre familias y amigos; ¡Basta!, clamaron a coro
requiere firme castigo los españoles de bien.
su ruin malevolencia. ¡Basta! Poned pie en pared
Un tipo poco honorable a tanta provocación
quiso imponer sus ideas y cortad la humillación
con maneras maniqueas, de estos cuatro hijos de perra.
fraudulentas, miserables, ¡No se trocea esta tierra,
arteras y despreciables. somos una gran nación!
Medio milenio hermanados
no lo separa un tarado
Se puede decir más fuerte, pero no más claro ni de forma más hermosa…Relean ustedes despacico y bien los versos del eternamente joven poeta extremeño José de Espronceda, ahogado por la difteria a los 34 años, ácrata, libertario y pirata (no esos chorras aldeanos y gamberros de la CUP y los CDR) sopesando y admirando la sencilla conjunción armónica de música, palabra y compromiso, y descubrirán pronto el rostro desabrido, hosco, torvo y siniestro de los malos de este nuevo capítulo de la historia universal de la infamia, que – de la mano de incompetentes, zafios, incultos y desvergonzados dirigentes, estamos, todos, injustamente, padeciendo (al menos los buenos de la película, porque, no se equivoquen, esta es una historia de buenos y de malos, algunos de ellos repelentes meapilas, pero – además de repelentes- meapilas malos y perversos). Y no son sólo catalanes…