Por todos es sabido que la “crisis” se ha cebado especialmente con los jóvenes y se constata que 5 de cada 10 desempleados son de este colectivo, añadiendo la obscena precariedad laboral que los Gobiernos, primero del PSOE y después del PP, han impuesto con sus infames “Reformas Laborales”, que bien podrían llamar Retrocesos Laborales o Pérdida de Derechos Laborales o también, por qué no “Privilegios de Explotación Laboral de los Empresarios” en adelante los llamaremos “PELE”.
Con estas reformas “PELE” los empresarios se frotaban las manos con los ahorros esperados en salarios, en despidos y algunos hasta en sumisión de sus trabajadores a los que les han metido el miedo en el cuerpo, ante la posibilidad de un despido inminente. Con estas reformas “PELE” han conseguido desplazar a los trabajadores por un tortuoso y desesperado viaje hacia el desastre, que se inició después de la primera “PELE” de José Luis Rodríguez Zapatero (10/2010, de 16 de junio, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral y por la Ley 35/2010, de 17 de septiembre, de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo) y que Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE por aquel entonces, inauguró con estas declaraciones el 14 de octubre de 2010: "Solamente se puede salir de la crisis de una manera, que es trabajando más y, desgraciadamente, ganando menos".
Para continuar después Mariano Rajoy en la senda de la destrucción de derechos, no satisfecho con esta primera “PELE”, con la segunda “PELE” (Real Decreto-ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral) a la que presentaban en sociedad con esta descripción infame:"facilitar la contratación, con especial atención a los jóvenes y a los parados de larga duración, potenciar los contratos indefinidos frente a los temporales y que el despido sea el último recurso de las empresas en crisis", además de "acabar con la rigidez del mercado de trabajo y sentar las bases para crear empleo estable". Detrás de estas palabras se esconde toda una ideología en la línea que describen personajes como Mónica Oriol que en calidad de presidenta del Círculo de Empresarios, lanza las siguientes declaraciones: “prefiero contratar a una mujer de más de 45 o de menos de 25 años" para evitar "el problema" de que se quede embarazada, y a su vez aconsejaba a las mujeres que quieran llegar a ser directivas: "El sacrificio para llegar a un puesto directivo tiene un precio: o te casas con un funcionario o tienes un marido al que le encantan los niños" o incluso pronunciándose sobre el salario mínimo "te obliga a pagar un sueldo a estos jóvenes aunque no valgan nada", "Hay que darles un dinero que no producen", "dar a gente desigual un trato desigual", de manera que el SMI solo se aplique a los trabajadores con una "cierta formación". Así, no se aplicaría el salario mínimo "hasta que no produzcan lo que cuestan". De seguir en esta línea pronto los trabajadores tendrán que pagar para trabajar, de hecho ya se dan casos de personas, en extrema necesidad, que están dispuestas a ello.
Conviene recordar también las palabras con las que el presidente de la Comisión de Economía y Política Financiera de la CEOE, José Luis Feito, justificaba y celebraba la segunda “PELE” en la que con cierto tono de prepotencia y jactancia anunciaba que” los parados puedan dejar de cobrar la prestación por desempleo en el momento en que rechacen la primera oferta de trabajo” y que estos debían aceptar una oferta de trabajo aunque fuera en Laponia. Si este ataque brutal a la condición humana no nos parece suficiente, recientemente otro máximo representante de la patronal, el presidente de CEOE, Juan Rosell nos regala unas palabras para la historia afirmando que el trabajo "fijo y seguro" es "un concepto del siglo XIX", ya que en el futuro habrá que "ganárselo todos los días" anunciando una vez más que la precariedad será la norma a seguir en este siglo, y que el miedo a perder el trabajo será la motivación principal de los trabajadores, así los obreros del siglo XXI serán dóciles, sumisos, tristes, amargados, reprimidos, angustiados y pobres.
Rendidos es la palabra que tendremos que escuchar en nuestro corazón una y otra vez, rendidos ante un poder, el del dinero (la Patronal), aliado con el poder político (PP, PSOE y CIUDADANOS) y que deja en este ínfimo lugar a las personas, que no valen ni siquiera lo que producen. No importan los jóvenes a los que se ha desamparado obligándoles a la miseria o al exilio, ni las mujeres a las que se ha desprotegido y seguirán en el pozo profundo de la desigualdad, ni a las familias enteras que no llegan a cubrir las mínimas necesidades, no importan las personas, solo aquello que puede hacer ganar dinero a los de siempre y que necesitan alimentar su adicción con la sangre de los trabajadores, ha llegado el momento de decir basta, la juventud que tiene la energía, la formación, la fuerza y el poder para revelarse, no se puede rendir y tiene que levantarse para luchar en esta guerra silenciosa, que está destruyendo todo aquello por lo que lucharon nuestros padres y abuelos y por lo que todavía sangran las heridas.
Hay que cambiar las reglas impuestas por el mundo gusano y pasar al sistema mariposa tal y como nos decía Jose Luís San Pedro: “Esto es como la metamorfosis de los insectos. Usted coge un gusano de seda y lo va moviendo el cuerpo con dificultad, se lía el hilo a la cabeza, se convierte en un capullo y luego en una mariposa. ¿Qué ha pasado? Pues que al mismo tiempo que desaparecía el cuerpo de gusano se estaba construyendo y manejando el sistema mariposa: los jóvenes tienen que construir el sistema mariposa. Y no lo pueden construir con las reglas de los que son gusano”.
