1-Acusaciones al PSOE de pactar con los independentistas. Es algo habitual en los partidos de derecha (en este bloque no hay nadie de centro) pero que comenzaron tanto PP como Vox y que ahora, cuando es necesario hacerle el paripé a este último, Ciudadanos no para de repetir cual mantra universal. Y sin embargo, nadie es capaz de decir qué, dónde y cuándo han pactado, ni presentar prueba alguna de ello.
2-De ser (en palabras de sus propias colaboradoras, tal vez un poquitín exageradas) “paladín y guía” del movimiento feminista, Rivera y su partido han pasado a implementar las medidas contra las mujeres que en Andalucía exige Vox, aunque intenten desesperadamente disimularlo. Lo que significa que en cuestión de desigualdad Ciudadanos no solo piensa, sino que actúa igual que Vox: contra las mujeres.
3-“La bandera multicolor ya no es mi bandera”. Las declaraciones de los líderes de Ciudadanos a propósito del movimiento LGTBI y la aceptación de las exigencias del PP y sobre todo de Vox para incluso desplazar de los centros de las ciudades que controlan en alianza las celebraciones del orgullo gay han hecho que los organizadores de las fiestas prohíban a los representantes de Ciudadanos participar en sus carrozas, porque a sus ojos Ciudadanos actúa en este sentido de consuno con Vox.
4-“Nunca dejaremos que Vox entre en las instituciones en las que estemos nosotros”. No sólo les han dejado, sino que les han otorgado puestos de alta responsabilidad. Vamos, que incluso les han puesto la alfombra roja sin ninguna vergüenza.
5-“Nunca negociaremos con Vox”. A ver, señores mandamases de Ciudadanos: no somos tan tontos como ustedes creen. Y los que menos, sus militantes, a muchos de los cuales se les cae la cara de vergüenza cuando dos días después de afirmar ustedes esto salen en una foto con los jerifaltes de Vox tras una reunión negociadora con los mismos.
6-“Somos un partido constitucionalista y sólo pactamos con partidos constitucionalistas”. Es curioso, pactan ustedes con un partido (Vox) que se autodefine como antidemocrático y que haría trizas la Constitución si tuviera el poder suficiente; y por si fuera poco se autocalifican ustedes como constitucionalistas… No sé por qué, señores mandamases de Ciudadanos, no me creo que sean ustedes de verdad constitucionalistas.
Porque, ¿saben ustedes, líderes de Ciudadavox? Se han quitado ustedes la careta. En principio les tenía yo a ustedes (y como yo, creo que mucha gente) como un partido de centro derecha moderno, civilizado, que asumía unos valores de tolerancia y respeto comunes (aunque ustedes parece que no se han dado cuenta) a la mayoría de los españoles y que llegaba a la política patria para regenerar al menos al centro derecha español. Luego resulta que no sólo se escoran no ya a la derecha, sino a la extrema derecha, mientras que además pactan como socio preferente con el mismo partido que ha protagonizado los peores episodios de corrupción de nuestra democracia y con los franquistas (por no decir aprendices de neofascistas) que son más populistas que el más populista de los populistas. Con lo que ustedes odian además a los populistas. Aunque su discurso actual vaya ya más allá incluso del populismo y sea simple y llanamente márketing electoral que no vale de hoy para mañana. Y créanme ustedes si les digo que lo siento. Lo siento por mi país, que necesita un centro derecha moderno y no lo tiene. Lo siento por sus militantes y cuadros, muchos de ellos conocidos y amigos míos, a los que han dejados ustedes no ya en evidencia, sino perplejos ante su deriva que, he de decirlo, me parece que no es cuestión de coyuntura sino que refleja sus auténticas ideas y proyectos. Lo siento por quienes, bajo sus gobiernos de alianza con la extrema y rancia derecha, van a ver como se les intenta convertir en ciudadanos y ciudadanas de segunda, cuando no de tercera. Lo siento por las mujeres, por los miembros del colectivo LGTBI, por los inmigrantes, por los trabajadores, por todos aquellos que les han votado y a los que ahora venden ustedes sin pudor alguno. Y fíjense, nadie les pedía que pactaran con los partidos a su izquierda, aunque si fueran ustedes un movimiento centrista no habrían tenido demasiado problema en hacerlo. Simplemente con no pactar con Vox, con la extrema derecha, era suficiente.
Pero ustedes han elegido lo que han elegido. Por tanto no se enfaden si les propongo, desde la más descarnada constatación de la realidad, que se fusionen con Vox. Ya les he ofrecido el nombre: Ciudadavox. Y tampoco se enfaden si desde el extranjero se les tilda ya de ultraderechistas y se cuestiona su pertenencia a las internacionales en las que sólo pueden participar partidos con auténtico pedigree democrático.
Ustedes, señores mandamases de Ciudadavox, ya han demostrado de qué pie cojean. Eso sí: ya no son la veleta naranja: son ahora la flecha naranja, la flecha hacia la extrema derecha.
