A mediados de los 80 se hizo bandera el ‘Descenso del Cañón de Almadenes’. Más de 2000 personas han pasado por la experiencia. El testimonio se hace al unísono, de los nuevos que se lanzan, y los viejos que repiten: “Esta experiencia hay que vivirla”. Este año, la regulación en la Seguridad de la prueba no se escatimaba. Guardia Civil de Montaña, GEAS de la Guardia Civil, espeleosocorristas de la Federación Murciana de Espeleología, Radio Club Charlie Mike, REMER de Protección Civil, Grupo de Senderismo 'El Almorchón', Grupo GREM, Avensur, personal sanitario y el grupo GECA. Casi doscientas manos preparadas, listas para los contratiempos. Relataba Pedro Ríos en la última entrevista realizada por esta redacción que desde Abril andan” liados” con el Descenso. Cuatro meses de preparación para dos días únicos.
Reza el lema de la OJE: “Vale quien sirve”. En casi tres décadas de Descenso, la organización ha llevado a fuego las palabras. Este año no era diferente. A las 5 del sábado, 26 de julio, la mitad de la organización estaba aguantando la bola de tensión de la garganta, quemando las horas de sueño que les quedaban. La otra mitad ya estaba en pie, ya estaban organizados para lo que se avecinaba.
Esta redacción cree que la OJE ‘sirve’. 1344 horas de seguridad, en los 28 años anteriores acreditan cualquier vida. Si se cuestiona la eficacia de la Seguridad de esta prueba, se cuestiona la capacidad de toda una organización que se vuelca durante meses. Se cuestiona nombres y apellidos de profesionales.
El momento que determina cuando una vida se rompe no se puede prever. En la memoria se marca un antes y un después. La muerte de Fernando no quedará como un simple recuerdo. En estos momentos duros, esta redacción quiere brindar apoyo a la familia.
¿Pueden 29 años de celo romperse en unos segundos?, -No-. Puede romperse una vida, puede magullarse la piel, pueden temblar los huesos. Pero no se puede cuestionar la labor de esta organización.