Cristina García-Vaso no ha dudado ni un momento en “criticar duramente las actuaciones políticas de la Unión Europea, con Juncker a la cabeza como Presidente de la Comisión Europea en el tratamiento del desplazamiento masivo de personas que huyen de la guerra en sus países de origen”. “La crisis humanitaria que ha generado esta avalancha de personas” - precisa la concejal ecosocialista - “se va agudizando día a día, mientras Europa contempla el drama con una impasibilidad culpable y sin tomar medidas eficaces y concretas que permitan ayudar realmente a estas personas que, no podemos olvidarlo, no son inmigrantes económicos sino gente que huye de la destrucción, de la guerra, de la muerte y de la persecución”.
García-Vaso denuncia el “cinismo y la hipocresía con la que se está actuando desde Europa con el consentimiento tácito de todos los ejecutivos nacionales, incluido el de Mariano Rajoy, permitiendo el cierre impune de fronteras, contra los tratados europeos, en Hungría, Austria, Eslovaquia y Alemania en su límite sur, dejando con ello a miles de personas atrapadas en mitad de su viaje, en situación de precariedad y abandono con el coste en vidas humanas que esto supone”.
Cristina García-Vaso, se hace eco del llamamiento que Izquierda Unida ha realizado a la Unión Europea para que “se concreten y coordinen rápidamente las políticas de refugio para poder atender a todas las personas que llegan a nuestras fronteras huyendo de conflictos armados en sus países, lo que se ha de hacer basándose en los principios básicos de fraternidad, por el derecho internacional al refugio y asilo, por corresponsabilidad y por historia y memoria”. “Deberíamos sentirnos avergonzados” - declara la portavoz de IU-Verdes - “de ver a estas personas atrapadas detrás de una valla día tras día, con el consentimiento culpable de nuestros gobiernos llamados democráticos”.
Llegando aún más lejos, la concejal ecosocialista entiende que “nuestra reflexión debe dirigirse hacia el proceso de construcción europea, cada vez más distante de sus principios fundacionales y que parece ser incapaz de configurar un espacio de solidaridad frente al prójimo desamparado que llama a nuestra puerta, desesperado ante la falta de garantías para su dignidad como ser humano, cuando no para su propia vida; corremos el riesgo de que esta Europa que hemos construido, si permitimos que ocurran estos dramas humanitarios, termine por convertirse en un fracaso desde el punto de vista de la democracia y de la solidaridad, en una Europa que no merezca ser mantenida”.
