“Incredulidad y asombro” causaron las razones esgrimidas por el concejal de Obras yServicios, Francisco Saorín, rechazando el ruego de Ciudadanos de Cieza de que trasladara dos bancos de la Esquina del Convento desde las zonas de sombra y frío hasta una, a escasos metros, soleada desde las diez de la mañana y que era una clamorosa petición de las docenas de ciezanos de edad avanzada habituales del lugar.
“Creo que en el concejal de IU se está operando una inexplicable evolución filosófica desde su ‘las personas primero’, precepto con el que yo comulgo y que el partido izquierdista abanderó en campaña electoral, hasta el actual y más chocante ‘la estética manda’. Si no se puede ‘sorber y soplar’ al mismo tiempo, como a este concejal le gusta decir, tendremos que recordarle que él sopla y sorbe en este asunto. Lo malo es que sopla (expulsa) personas y sorbe (interioriza) dudosas razones estéticas. El que se venga abajo ante la carga de trabajo que supondría a su departamento trasladar dos bancos en noviembre a la zona más cálida para solazarse en invierno y luego tenga, o no, que trasladar esos mismos dos bancos en abril o mayo para ponerlos al abrigo de la sombra, operaciones que se hacen en dos medias horas cada año, me resulta increíble por baladí”, esgrime José Luis Vergara.
El portavoz de Ciudadanos de Cieza también añadió que “los bancos son para sentarse, si la gente no se sienta en ellos mientras asegura que le gustaría hacerlo entonces habremos de suponer que los bancos están mal dispuestos, que la ubicación de parte de ellos es errónea y que su distribución, aun comprendiendo que debe ser ordenada y no puestos al tuntún, no obedece a su objetivo irrenunciable, esto es: servir de confort y bienestar a los vecinos; lo que el concejal propugna, quizá sin saberlo, es: bancos sin gente y gente sin bancos. Desestimar esta petición ciudadana de los principales usuarios del mobiliario urbano de la zona, que además es sencilla de cumplir, gratis y falso que rompa la estética de la frase ‘Erase una vez…’, pues los bancos se dispondrían alineados delante de la palabra ‘una’ que está situada a mayor altura que las otras, produce en mí un choque emocional del que me resultará complicado desprenderme”.
Finalmente el concejal independiente aseveró contundentemente “que quede claro, me importa un bledo el que se rompa la visión conforme a cánones de estampa urbana de la frasecita de marras, cuestión que, insisto, niego, por la diferencia de altura de las palabras que usa, que tampoco componen una escultura, ni mucho menos. Y en todo caso, para mí, las personas sí son primero, ética, y luego, si acaso, las razones plásticas, estética. Y que nadie venga a decir que esto nos llevaría a una jungla urbanística en Cieza, quien eso dijera estaría cometiendo una mendacidad de grueso calibre. La petición ciudadana, que yo acepté y defendí en el pleno, es estrictamente poner en valor, como gustan decir los más modernos, unos bancos que no se usan durante meses mediante el traslado al lugar adecuado para el bienestar de los ciezanos de mayor edad, colocados de manera armónica, ordenada y sin estorbar el paseo ni el trasiego de las gentes. Y no hay más”.
